Manuel estaba ebrio y alterado. Se acercó a su mujer y la comenzó a golpear. La ató a un sofá, le roció gasolina y le prendió fuego. Minutos después la casa ardía en llamas. Silvia no murió al instante, pero quedó con el 95 por ciento de su cuerpo quemado. Era la mañana del miércoles 12 de junio de 2013.
Silvia Ramírez y Manuel Bermúdez llevaban 11 años conviviendo como pareja en una champa ubicada en la Comunidad Trujillo, del bulevard Arturo Castellanos, en San Salvador. Durante ese tiempo, Silvia, una mujer robusta de 37 años de edad, fue víctima de maltrato físico y psicológico por parte de su marido. Jamás se atrevió a denunciarlo.
Esa mañana de miércoles, Manuel estaba furioso como de costumbre. Sin motivo alguno comenzó a ofender y a golpear a su compañera. Le ató las manos y el cuello a un sillón. La roció de gasolina e incendió la casa. Inmediatamente salió del lugar y dejó a Silvia totalmente desamparada.
La vivienda, que estaba construida con carpetas de plástico y cartón, se incendió por completo en pocos minutos.
Uno de los vecinos corrió hasta la casa de la madre de Silvia, quien vive en el mismo pasaje, para informarle que la vivienda de su hija se estaba quemando.
Minutos después, Christian Ramírez y María Rivera -hermano y madre de Silvia- llegaron hasta la champa incendiada y junto a otros vecinos comenzaron a echar agua para apagar el fuego que se había propagado rápidamente.
Luego observaron que Silvia se encontraba tirada en el suelo, gritando de dolor por las quemaduras casi en todo su cuerpo.
Alrededor de las siete de la mañana llegaron los agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), la auxiliaron y enseguida la subieron a una camilla para trasladarla hacia el hospital Rosales.
“Llegamos al final del pasaje y observamos que una mujer, totalmente quemada de su cuerpo, se encontraba tirada en el suelo. Le habían tirado agua y una señora le daba aire con un cartón”, dijo uno de los dos agentes que auxilió a Silvia.
“Con la ayuda de otras personas subimos a la víctima a la cama del pick up y luego la trasladamos hacia el hospital Rosales. Una señora que se identificó como su madre también se subió al automóvil”, detalló.
La víctima fue atendida por médicos de máxima urgencia del Rosales de San Salvador. Silvia aún iba consciente. Ellos observaron que tenía quemaduras de gravedad en casi todo su cuerpo, excepto en su área genital.
Los médicos también se dieron cuenta que Silvia tenía un objeto color negro sujetado en su cuello. El cable era de caucho, color negro, aproximadamente de un centímetro y medio de ancho.
Inmediatamente lo cortaron con una tijera de uso quirúrgico e interrogaron a Silvia. Los galenos le preguntaron cómo se había quemado y ella contestó con una débil voz: “Mi esposo me quemó”.
Los médicos dieron aviso a los agentes que la habían trasladado. Llegaron donde se encontraba la víctima y uno de los policías le preguntó qué había sucedido. Silvia contestó de nuevo: “Mi marido me quemó”.
El agente le preguntó que cómo la había quemado. La víctima manifestó que: “Mi marido me amarró al sillón y me prendió fuego”. Seguidamente le preguntaron que cuál era el nombre de su marido y ella contestó: “Se llama Manuel Antonio Bermúdez”.
Los dos policías que se encontraban en el hospital notificaron a través de un radio que el señor Bermúdez era el responsable de haber quemado a la señora Silvia Rivera.
Agentes de la PNC se trasladaron a la zona del incendio y encontraron a Manuel en una esquina de la comunidad Trujillo. Cuando notó la presencia policial intentó fugarse. De inmediato los agentes procedieron a detenerlo y observaron que tenía manchas negras en sus brazos y despedía un leve olor a gasolina.
Manuel tiene 47 años de edad. Es un hombre de una complexión física delgada y su cabello negro está contrastado por las canas. Antes del incidente, trabajaba como cargador de bultos en el mercado central, ubicado en el centro capitalino.
Ante las autoridades, negó haber quemado a su mujer y aseguró que “ella me agrede y me golpea”. Sin embrago, Manuel fue acusado por homicidio atentado.
Silvia falleció once días después de permanecer hospitalizada en la Unidad de Cuidados Intensivos del Rosales. El reconocimiento médico del Instituto de Medicina Legal (IML) constató que el 95% de las quemaduras en el cuerpo de Silvia eran de segundo grado.
“La condición de la evaluada constata quemaduras, grado dos, del 95% de su superficie corporal. La causa del trauma fue provocada por flama”, detalla el dictamen pericial del Reconocimiento Médico de Lesiones del IML.
La condena de Manuel
Este martes 18 de febrero, los fiscales lograron demostrar ante el juez que Manuel Antonio Bermúdez fue quien amarró y quemó a su compañera de vida.
El Tribunal Primero de Sentencia de San Salvador encontró culpable a Manuel y lo condenó a 40 años de prisión por el delito de feminicidio.
Además, el victimario deberá pagar 4 mil dólares en concepto de Responsabilidad Civil por daños a terceros, debido a que Silvia tenía dos hijos producto de otra relación.
Durante el juicio, la madre de la víctima narró que su hija siempre sufrió violencia intrafamiliar durante los once años que estuvo acompañada con Manuel.
También declaró que, cuando su hija fue quemada, ella acudió a la vivienda y su hija le pidió que la dejara morir porque “ya que no soportaba el dolor que le causaban las quemaduras”.
En el juicio también declaró el médico especialista que atendió a Silvia en el hospital Rosales y los agentes captores.
El fiscal del caso, David Ramírez, manifestó que las declaraciones de los testigos, que escucharon cuando Silvia acusó a su marido de haberla quemado, fueron claves para condenar a Manuel.
“Mi marido me amarró al sillón y me prendió fuego”, les dijo Silvia a los médicos que la atendieron y a los policías que la auxiliaron.