El Salvador
miércoles 15 de enero de 2025

Familiares de evangélicos víctimas de ataque en bus claman justicia divina

por Napoleón Morales


Pese a no haber nacido el mismo día, fallecieron juntos y comparten la misma tumba, que para los cristianos, ese acto es considerado como una dicha que Dios les ha dado.

“¿Hasta cuándo señor santo y verdadero, tardarás en hacer justicia y en vengar nuestra sangre sobre los habitantes de la tierra?”, fue el versículo bíblico del libro del Apocalipsis, que predicó la tarde de este lunes el pastor Gerardo Campos ante los familiares y amigos de Christian Alexander y su hermana Margarita Yamileth, ambos Guardado Díaz, que fueron asesinados el pasado sábado en la colonia San Leonardo de Apopa, a manos de pandilleros de la zona.

La recriminación bíblica surge ante la impotencia terrenal, de frenar la ola delincuencial que se vive en el mundo y particularmente en El Salvador, donde al menos diez personas fallecen cada día.

Ambos jóvenes se congregaban en la Iglesia Evangélica Elim y murieron de forma circunstancial, cuando presuntos pandilleros ingresaron al autobús que esperaba a otros jóvenes cristianos y a mansalva les dispararon, ocasionándoles la muerte casi instantáneamente.

En el mismo ataque también resultaron heridos otros tres jóvenes que también fueron llevados a la sala de emergencia del Hospital Nacional Zacamil de San Salvador y ya están fuera de peligro.

Christian Alexander, de 16 años de edad y Margarita Yamileth, de 17, eran huérfanos de padre y madre, y quedaron al cuido de sus hermanos mayores y familiares cercanos. Pese a no haber nacido el mismo día, fallecieron juntos y comparten la misma tumba, que para los cristianos, ese acto es considerado como una dicha que Dios les ha dado.

Los pastores evangélicos los recuerdan cómo unos jóvenes muy respetuosos con sus vecinos y muy dedicados al evangelio. Por lo menos Margarita Yamileth ya tenía responsabilidades pastorales de adoctrinamiento en niños, no así su hermano, quien se preparaba para ser guía al cumplir sus 17 años, sueños que quedaron truncados por las balas disparadas por presuntos pandilleros, que se disputan algunas colonias de Apopa.

Familiares y amigos de los fallecidos, lloran la pérdida de sus seres queridos. Foto D1, Napoleón Morales.

Familiares y amigos de los fallecidos, lloran la pérdida de sus seres queridos. Foto D1, Napoleón Morales.

Al entierro llegaron por lo menos unas 400 personas en varios autobuses y en transporte propio. Desde que los ataúdes fueron bajados de las carrozas fúnebres muchos de los presentes se fundían en abrazos y lloraban desconsoladamente, porque aún les cuesta aceptar la muerte de los jóvenes que vieron crecer en la colonia San Leonardo.

Por lo menos el cincuenta por ciento de los presentes derramaron más de una lágrima y el llanto fue más colectivo, cuando en coro cantaron la alabanza: “Estoy confiando en ti señor»; cerraron los canticos con “Más allá del sol, yo tengo un hogar bello hogar más allá del sol”.

Por lo menos los familiares de los fallecidos se veían visiblemente agobiados por el cansancio y más por la pérdida de sus seres queridos, al grado que al momento del entierro ya no tenían más lágrimas para despedir a Christian Alexander y Margarita Yamileth, ya que desde la tarde del sábado sus ojos no dejaron de llorar.

El pastor en su breve intervención fue un enérgico en decir que “llegará el momento en que la justicia divina juzgue a todo ser humano que le ha fallado a Dios. Señor, te pedimos que tu justicia llegue a la tierra y que aquellos que les compete aplicarla en nuestro país, puedan cumplir su responsabilidad al pie de la letra”, recriminaba el pastor Campos.

Antes de concluir el servicio religioso, dio lectura al pronunciamiento de la Iglesia Elim y en el cual expresan su indignación por el ataque que aducen se produce en el contexto de la guerra entre pandillas que en las últimas semanas se ha venido desarrollando en la Urbanización Valle del Sol, Urbanización San Leonardo y Urbanización El Tikal Sur 2, del Municipio de Apopa.

“El asesinato de estos dos menores se suma al interminable baño de sangre del que han sido víctimas muchos creyentes inocentes de diversas confesiones y que ha sumido en profundo dolor a la población en general, sin que existan espacios para la justicia retributiva y el auxilio a las víctimas de la violencia”, detalló.

“El fenómeno de la violencia juvenil en el país es el resultado directo de los altos niveles de exclusión económica y social que sumen a la juventud en una condición de desesperanza que no ha sido atendida desde finales del conflicto armado hace 22 años, hasta llegar a convertirse en un fenómeno contracultural fuera de control”, indicó el pastor.

“A los perpetradores del ataque llamamos a recobrar su conciencia y a arrepentirse del pecado que les conduce a despreciar el carácter sagrado de la vida humana. Es imperativo y prioritario el respeto que se debe a la población civil indefensa, especialmente cuando se trata de menores de edad. Les exhortamos a reflexionar en torno a este hecho para buscar caminos de reconciliación y de abandono de la violencia”, leyó el líder religioso.

“Compartimos el agobiante dolor del pueblo salvadoreño pobre y reiteramos una vez más al Gobierno Central la necesidad de desarrollar una política pública de prevención a la violencia que brinde esperanza ante la cruel situación que se vive y a la cual no se le ha prestado la atención debida”, aseveró.

De igual manera la Iglesia Elim, hace un llamado a la Asamblea Legislativa la necesidad de reformar sustancialmente la actual “Ley de Control y Regulación de Armas, Municiones, Explosivos y Artículos Similares” en dirección a promover una despistolización nacional que impida la ejecución de irrazonables actos de violencia.
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