El Salvador
sábado 11 de enero de 2025

El día que La Tiendona se quedó sin camiones ni productos

por Teresa Andrade


Desde que el paro del transporte de carga se ha agudizado en las fronteras del país, uno de los sectores más afectados son las frutas y verduras. La mayor evidencia de esto es la desolación que se mantiene en el mercado de abastos más importante del país, donde este martes tan solo un camión con placa guatemalteca se vio en el lugar.

Son las ocho de la mañana y mientras en la mayoría de oficinas públicas y privadas recién comienza el día laboral, en el único mercado de abastos del país, mejor conocido como La Tiendona, la actividad lleva ya más de tres horas.

Aquí el amanecer llega antes del alba. Los vendedores comienzan a llegar a sus puestos, los camiones comienzan a arribar para bajar las toneladas de frutas y verduras que llegan desde las zonas más recónditas del país o desde los países vecinos. Los cargadores se arremolinan a tomar café y a esperar que caigan los primeros clientes de la mañana.

En un día común y corriente, las ocho de la mañana es una de las horas pico de este mercado. El remolino de vendedores, compradores, cargadores, camiones, pick ups, carretas y transeúntes  dan vida a estos 3,500 metros cuadrados de comercio, ubicado al oriente de la capital.

Sin embargo, este día el panorama es distinto. Desde el redondel del Reloj de Flores, en medio de todo el caos por los trabajos que realiza del Ministerio de Obras Públicas por el SITRAMSS, la diferencia es notoria.

No hay ningún camión haciendo maniobras para incorporarse, en medio de las obras, a la calle que lleva a La Tiendona. Pese a todo, el camino es fluido y en este pequeño espacio pareciera que el tiempo se ha detenido, que es un lerdo domingo por la tarde, mientras en los alrededores todo continúa siendo un caos.

A las puertas del mercado, no toma ni un minuto entrar en vehículo, algo totalmente inédito para un día de semana. Las calles de adoquín convertidas en veredas a puro golpe de rueda lucen vacías. A simple vista pareciera un mercado arrasado, pero la realidad es otra.

La calles que abrazan el mercado La Tiendona lucen totalmente vacías. FOTO D1: Teresa Andrade

La calles que abrazan el mercado La Tiendona lucen totalmente vacías. FOTO D1: Teresa Andrade

En un lugar donde el 70% de productos que se venden vienen de Guatemala y el 20% de Honduras, el paro en las fronteras del transporte de carga por el cobro de 18 dólares para un escaneo ha sido un golpe frontal para los vendedores de La Tiendona. Una cara larga y una lenta espera marcaban este quinto día de ausencia de camiones que abastezcan los puestos.

Cuando no hay nada que vender

Incluso estacionarse ha sido fácil. En la zona de los plátanos y guineos el panorama es desolador. A penas un camión con placas guatemaltecas descansa en medio de pick ups que han llegado a llevarse la poca materia prima que puede conseguirse. El camión está lleno de plátanos verdes, al menos los vendedores han visto una pequeña luz al final del túnel.

Distinto es el caso de los vendedores de guineos. En medio de un salón de seis por diez metros, aquel piso que por primera vez se muestra desnudo no tiene ni un tan solo guineo para vender. “Ya hace ocho días fue la última vez que vino el camión a descargar guineos”, dice doña Mari, una veterana vendedora en esta zona.

Y es que ha sido duro. Dice que desde el domingo pasado se quedó sin producto, tan solo tres días después de que iniciara la crisis. “A mí me parece un robo esto del cobro, si en Panamá hacen los mismos controles y no les cobran. Yo no sé por qué acá están haciendo eso”, dice doña Mari de brazos cruzados.

En este sector del mercado, los pasillos están a penas dibujados. Regularmente lo obstaculizan decenas de canastos y cajas de plátanos y guineos. Los cargadores, quienes se tambalean con la carga en sus espaldas, sortean a como pueden cada obstáculo del camino. Este día, hasta se podría bailar en el pasillo que luce enorme ante la ausencia de la mercancía.

Puesto de guineos en La Tiendona totalmente vacío, la vendedora se vio obligada a cerrar incluso antes de medio día. FOTO D1: Teresa Andrade

Puesto de guineos en La Tiendona totalmente vacío, la vendedora se vio obligada a cerrar incluso antes de medio día. FOTO D1: Teresa Andrade

Doña Mari con su delantal intacto, corta un guineo de seda por la mitad, llama a su vecina quien también vende lo mismo. “Le doy la mitad, pero no me lo desprecie, mire lo caro que está”, le dice doña Mari, mientras se lo lleva a la boca.

Entre tanto, asegura que aunque en ese sector ya no tienen ni un solo guineo que vender, asegura que en el costado sur, en la otra zona de guineo, aún hay producto, pero el ciento está costando siete dólares, contrario a los cuatro dólares en los que se vendió se una semana atrás.

“Lo peor de todo es que allá pudriéndose está el producto. Y vamos a tener hasta que abran la frontera, una vez pasen ya vamos a poder vender”, dice esperanzada.

Viviendo la escasez

A pocos metros, a un costado de la entrada principal, la zona de los tomates muestra un escenario similar.  En este pequeño espacio, en un día común y corriente se amontonan cientos de cajas de madera y plásticas repletas de tomates, los camiones estacionados ofrecen el producto fresco, recién cortado. En esta ocasión, apenas un camión está estacionado, y el movimiento es mínimo.

“Le tenemos tomate para salsa”, es la consigna de todos los vendedores. Y es que el poco producto que ha logrado entrar ha llegado bastante maduro, por lo que son cientos de tomates los que se han echado a perder.

En el recorrido por la galera, cada vendedor  tiene al menos una cubeta llena de tomates ya echados a perder. “Esto solo sirve para salsa”, dice uno de los comerciantes.

Al filo del medio día, uno de los ordenanzas del mercado recorrió toda la zona para botar los que no se lograron vender. En pocos minutos, ya había logrado llenar todo un barril.

Barril de tomates echados a perder. FOTO D1: Teresa Andrade

Barril de tomates echados a perder. FOTO D1: Teresa Andrade

Por otro lado, las cajas de tomates que hace una semana se vendieron a 16 dólares, este día se cotizaron a unos 22 dólares. El incremento es apabullante y la zozobra ha comenzado a apoderarse de los comerciantes.

Ya es media mañana y el movimiento es totalmente pasivo en este mercado. Nadie creería que lo único nuevo en este lugar es la desolación. Es que sus adoquines a diario reciben un estimado de 230 camiones, 800 pick ups y 150 vehículos livianos. Este día apenas se vislumbran un par de camiones. La mayoría de los que se han dado cita han llegado a comprar materia prima, pero nada de llegar a descargar.

Frente a la zona de los tomates, una de las más grandes comerciantes de sandías y melones está sentada con uno de sus trabajadores al lado. Dos pequeños bultos de sandías se logran ver desde la pasada, todo lo demás está vacío. Son las últimas que le quedan y aunque aún no les ha subido el precio, si siguen escaseando el aumento es inminente.

Galeras vacías con poco producto es el panorama actual en el mercado más importante del país. FOTO D1: Teresa Andrade

Galeras vacías con poco producto es el panorama actual en el mercado más importante del país. FOTO D1: Teresa Andrade

Otros productos no han corrido la misma suerte. No solo la escasez ha afectado las ventas, sino también los precios han aumentado considerablemente. Tal es el caso de las fresas que aunque sí han aumentado el precio de mayoreo, no se ha trasladado directamente el incremento; sin embargo, para el menudeo, se ofrece menos producto por el mismo costo.

Uno de los pocos puestos que está ofreciendo fresas, es el de doña Marta, quien siempre suele tener hasta cuatro o cinco canastos de fresas frescas. Siempre ofrece de dos tamaños. Antes de la crisis de la frontera la jaba de fresa que por lo general contiene entre 30 y 35 libras le costó 22 dólares, ella ofrecía a sus clientes hasta dos libras y media por un dólar.

Ahora, en medio de la escasez y la especulación, no solo ha comprado la misma jaba a 30 dólares, ocho más de los que pagó hace una semana, sino que también está dando máximo libra y media por el dólar. “Es que todo viene de Guatemala, qué le vamos a hacer si no ha entrado”, dice preocupada.

Otro de los productos afectados es el repollo, que si bien es cierto aún se ven bastantes. Algunos se están pudriendo, por lo que la mejor opción es deshojarlos y tratar de salvar la mayor parte. El precio también se ha disparado.

Doña Berta vende pupusas por todo el mercado y cuenta que para el curtido la cosa ha estado difícil. “Hemos comprado el repollo a 12 dólares, y antes nos costaba siete el saquito. Hemos tenido que dar poco curtido para que nos alcance”, confiesa.

Se estima que hay unos 850 puestos permanentes en este mercado de abastos, unos 450 puestos transitorios y un número no determinado de vendedores ambulantes, y entre tanta demanda y tan poca oferta la cadena de producción comienza a fisurarse.

Otros tratan de mantenerse con lo que entra de la zona o lo que ha logrado llegar de alguna manera. No es de extrañarse ver mangos verdes, jícama, chile verde, naranja valencia, limones, mandarinas, zapotes, cocos, cebollas, papas, yuca, entre otros. Pareciera que a estos aún la crisis no los ha golpeado.

Sin embargo, eso de ver puestos casi arrasados, calles vacías y brazos cruzados en el mercado más importante del país es un golpe apabullante a la economía de todos.

El contraste entre los puestos que aún poseen productos y los que no tienen nada. FOTO D1: Teresa Andrade

El contraste entre los puestos que aún poseen productos y los que no tienen nada. FOTO D1: Teresa Andrade