lunes 28 de octubre del 2024

CRÓNICA: Victorina Cuadra, la anciana que desafió al volcán Chaparrastique

por Napoleón Morales


El volcán Chaparrastique vio nacer en enero de 1940 a doña María Victorina Cuadra, una mujer de gran tesón y valentía. Esta mujer que ha sido madre de 14 hijos hoy se enfrenta al coloso migueleño y dice no temerle a pesar de que vive en sus faldas.

Tras la explosión del volcán Chaparrastique, en San Miguel, que emanó densas columnas de humo, ceniza, agua y gases azufrados, muchos residentes de las faldas de ese coloso huyeron despavoridos para salvaguardar sus vidas, pero doña María Victorina Cuadra, a sus 73 años, desde el pasado domingo desafía al volcán y muy pacientemente espera a que pase la emergencia.

Pese a que las autoridades de Protección Civil recomendaban abandonar las zonas afectadas, con su voz aguda dijo: “Tiemble, llueva, relampagueé o truene, yo no me muevo de aquí, no me muevo de aquí”.

“Yo no me muevo de Placitas, aquí nací y aquí voy a morir. No es la primera vez que vivo una situación de esta naturaleza y recuerdo que un día aún estando embaraza salí a cortar a la finca El Cimarrón y pese a que el volcán tiraba fuego no salí de este lugar. Yo veía que las bolas de fuego salían y solitas se apagaban en el cielo. El poder de Dios es divino y confió en Él”, aseguró.

“Pero no me quiero ir de aquí. Adónde me voy a refugiar que no me encuentre la justicia de Dios y donde me toque morir ahí me voy a morir. Entonces por qué no puedo morir en el rancho donde he vivido por años y es mi voluntad”, dijo la señora Cuadra.

anciana 1

Como un día normal, doña María Victorina el pasado domingo (29 de diciembre) se levantó muy temprano. Dio gracias a Dios por tener la oportunidad de ver una vez más la luz del día y comenzó a hacer los oficios hogareños. Desayunó un plato de frijoles cocidos en leña, un trozo de queso, un par de tortillas y una taza de café.

Para mantenerse entretenida suele hacer pequeños trabajos de costurería en prendas personales o de sus nietos. Su fiel compañera es su máquina de coser completamente manual, que acciona con el suave movimiento de sus piernas.

La actividad fue interrumpida cuando se escuchó el estruendo que dejó pasmados a sus nietos que nunca habían vivido una situación de esta naturaleza. “Le dije a los niños, el volcán está tronando y salimos a la calle a ver la fumarola que ennegrecía todo el lugar porque no dejaba pasar los rayos del sol”, detalló doña Victorina.

«Me imagino que usted sintió miedo al ver la negrura del cielo», le comenté… “No, yo no me asusto, no tuve miedo. A lo que tengo miedo es que venga un sujeto con una ametralladora, ahí sí le tengo miedo y si puedo correrme me corro, porque ese me puede matar, pero el volcán no”.

“Tras la explosión me hinqué a orar a la Reina de La Paz y le dije: ‘Madre, pongo en tus manos el mundo entero y en especial este lugar. Sé que tú lo puedes todo y tu misericordia nos va ayudar a que el volcán se quede otra vez quietecito’… Los niños se quedaron sentaditos a la par mía y como ven mi valentía nadie dijo vámonos de este lugar”.

Le temo a los delincuentes y no al volcán, dice la veterana. Foto D1, Napoleón Morales.

Le temo a los delincuentes y no al volcán, dice la veterana. Foto D1, Napoleón Morales.

María Victorina Cuadra dice ser bendecida por Dios porque le dio la oportunidad de procrear a catorce hijos, cuatro de ellos ya fallecieron.

Cuando el volcán explotó todos le han llamado para velar por su seguridad, incluso, le ofrecen llevársela mientras pasa la emergencia, pero ella les dice: “Yo no me voy de aquí, no me quiero ir”.