En el pasado, los cuatreros robaban ganado y de inmediato lo destazaban para eliminar pistas y con esto lograban evadir a las autoridades judiciales y policiales, porque los trozos de carne dentro de un recipiente son iguales, no importa que provengan de reses lícitas o ilícitas.
Hoy, los cuatreros pasan frente a las autoridades con documentos supuestamente legales y en ocasiones pese a que las reses son hurtadas, los delincuentes llevan en mano títulos de propiedad, que les ampara que ante un alcalde lograron un acuerdo económico de compra venta.
De acuerdo a lo explicado por un investigador de la Policía Nacional Civil (PNC) que declinó revelar su nombre y que estuvo ligado a la captura de la banda “Armandón”, que tenía atemorizado a los ganaderos de Guazapa, Aguilares, El Paisal, y Suchitoto, dijo haber capitalizado mayor experiencia en la parte investigativa, por la forma de operar de esa banda.
En el operativo policial desarrollado la madrugada del 28 de agosto del presente año, se logró la captura de 28 cuatreros que operaban en los sectores antes indicados.
La banda liderada por José Armando Fuentes Hernández, alias “Armandón”, dejó escuela por la nueva forma de hurtar ganado, donde basta hacer un buen uso de la tecnología, tener los contactos adecuados en alcaldías municipales, y listo.
Lo grave del caso es que en 1997 Fuentes Hernández fue detenido por el mismo delito y en el 2000 por secuestro, y de acuerdo a lo que dicta la Ley de Uso de Fierros y Marcas para Herrar Ganado, este sujeto no tenía que poseer una matrícula de corratero (comprador y vendedor) de ganado.
Según lo dictado en la ley, las personas que han sido sindicadas como ladrones de ganado, no tienen derecho a portar una matrícula de corratero. Este documento lo extienden los gobernadores departamentales y quizá por desconocimiento emiten este carné a delincuentes.
“Tenemos fuertes sospechas de que esta banda de cuatreros robo más de doscientas cabezas de ganado, aunque el número reportado por los afectados ronda las setenta. Eran muy selectos para hurtar animales, ya que preferían reses de primer nivel o de raza y que estuvieran en lugar de fácil acceso para transportarlos a los camiones”, afirmó el investigador.
Algunos robos fueron cometidos en los caseríos La Burra y El Nance, de Guazapa y en Las Pampas, de Aguilares. Vendieron caballos, vacas y bueyes, ya sea en pie y destazados. Algunos de los animales o las carnes fueron transportados hasta el departamento de La Paz.
Las investigaciones requirieron seis meses y pese a que se logró desarticular a esta banda, no se logró llegar hasta las oficinas donde de liberaban las cartas de ventas. En el grupo también fue aprendido José Arcelio Grande Campos, apodado “Chele”.
Otra banda también fue desarticulada el 24 de septiembre. En este caso, se logró la captura de 5 miembros de una banda en el área de San Vicente y a los cuatreros le decomisamos más de 679 cartas de ventas, algunas de ellas en blanco pero con la firma y sello de varias alcaldías municipales.
La Fiscalía General de la República los procesó hace como dos meses y hoy cuatro de ellos están en libertad. Pese a los esfuerzos que hace la PNC por combatir el delito de hurto y robo de ganado, son muy pocos los que purgan una condena sobre este delito. Por lo general, en la primera audiencia quedan en libertad o por medio de resoluciones que emiten instancias superiores, como Cámaras.
Modo de operar
Según el detective, los cuatreros de la estructura de “Armandón” ubicaban los hatos y seleccionaban las mejores reses. Uno de los sujetos tomaba una fotografía del tatuaje de fierro o lo dibujaba. Con esa imagen llegaban a una alcaldía para obtener una carta de venta.
Con el nuevo documento procedían a desarrollar el operativo de cómo robarían el ganado. Por la noche, cortaban una porción de los cercos y procedían a sacar el ganado hasta el lugar donde los esperaba un vehículo para sacarlos de la zona.
Esos documentos estaban bien elaborados y con facilidad podrían engañar a cualquier agente en un reten policial.
Fragilidad de la Ley
De acuerdo a lo explicado por el comisionado Pablo de Jesús Escobar Baños, subdirector de Policía Rural de la PNC, este delito es muy complejo en El Salvador, debido a que el reglamento para el Uso de Fierros y Marcas para Herrar Ganado, y para el traslado de los mismos, data desde 1930 y levemente sufrió una modificación en 1982.
Para tener una idea, dijo, en El Salvador hay un registro de 60 mil herrajes caprichosos, los cuales se identifican solamente con una letra o señal. Cuando pasaron a la base numérica pasaron a ser más de 130 mil, en el 2013.
Más de ochenta años han pasado desde que se creó el reglamento y para los agentes de la PNC es más dificultoso hacer cumplir la ley, que el control del delito. Si se aplicara el reglamento, el delito de hurto y robo de ganado disminuiría drásticamente.
La ley es muy clara en regular la propiedad, el traslado de las reses y el destace de los mismos.
“Por lo menos en lo que va del año, tenemos el reporte de 902 cabezas de ganado hurtadas, se incluyen vaca, bueyes, caballos e incluso una cabra. Esta última es más difícil recuperarla porque no tiene marcas de herrajes”, señaló el jefe policial.
La población está perdiendo el temor de denunciar los robos y en el 2013 hay un registro de 360 casos, que suman el robo de 902 animales.
“Hemos procesado toda esa información y hemos logrado capturar a 103 presuntos cuatreros. La mayor cantidad de lo detenidos fue por hurto y suman 97, por receptación cuatro, conducción de mercadería (carne) uno y por falsificación de marcas y fierros uno”, indicó Escobar Baños.
En alerta por cuatreros
Hasta las personas que se dedican a la compra de ganado en pie están en alerta por las artimañas que usan los cuatreros para tratar de vender las reses robadas.
“Aquí hay que andar con los dos ojos bien ‘pelados’, porque te podes quedar sin animal, sin dinero y con varios días en prisión mientras se hacen las investigaciones de cómo adquiriste la res”, dijo uno de los comerciantes que operan en el tiangue de Soyapango, departamento de San Salvador, donde espera concretizar una compra venta de ganado.
“Nosotros estamos tratando de cumplir la ley y por lo menos en este lugar hay un delegado de la alcaldía de Soyapango, verificando que todo esté en regla para que pueda extender una carta de venta. De mi parte exijo que se haga un contraherraje (marcar el animal con un fierro caliente) para demostrar que el dueño inicial de un animal, ya lo vendió”, detalló el comerciante Juan José Cáceres.
“Si vemos un desconocido en este tiangue, todos nos pasamos la información para no hacer negocio con esa persona, peor aún, si sabemos que anda en malos pasos. Solamente compro ganado a proveedores de confianza de San Miguel y Usulután, porque le distribuyo producto a una cadena de supermercados de El Salvador y no quiero caer en desgracia por codearme con cuatreros”, confirmó el informante.