Mediante brazaletes electrónicos, que pueden ser colocados en la mano o en el pie, diferentes dispositivos electrónicos controlarán a un reo en fase de confianza.
La tecnología de punta será usada en el sistema penitenciario del país: el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública comprará 2 mil brazaletes electrónicos para que igual número de beneficiados puedan cumplir sus penas en sus casas. De esta manera, El Salvador se une a otros países que ya usan esta modalidad para reducir el hacinamiento en las cárceles.
El director general de Centros Penales, Rodil Hernández, habló a Diario1 sobre esta nueva medida que cuenta con los fondos para su ejecución. Dijo que de un préstamo de 71 millones de dólares, aprobado por la Asamblea Legislativa para mejorar el sistema penitenciario, seis se destinarán para esta finalidad.
El lote de dispositivos que se requerirá será sometido a una oferta de licitación abierta para cualquier empresa legalmente constituida en El Salvador. Hernández comentó que en los próximos 60 días se iniciará el proceso de licitación de los brazaletes y que, hasta entonces, se determinará el tipo de los aparatos que se adquirirán.
¿Cómo funcionan los brazaletes electrónicos?
El brazalete electrónico es una herramienta tecnológica conectada a diferentes dispositivos de control para monitorear, en este caso, a implicados en un delito que son puestos bajo custodia mediante el aparato. Este puede ser colocado en la mano o el pie del procesado, de acuerdo con una investigación realizada por Diario1.
En la actualidad, existen dos tipos de brazaletes: por Radiofrecuencia (RF), y por Sistema de Posicionamiento Global (GPS).
El control por radiofrecuencia sirve para saber si el portador no ha violado el espacio determinado para su movilización (si sale o no de su casa por ejemplo).
Por otra parte, los dispositivos equipados con un sistema GPS son más precisos, ya que con éstos se puede determinar satelitalmente la ubicación exacta del usuario en cualquier lugar en el que se encuentre.
Entre los tipos de pulseras de control que son impuestas a partir de la sentencia dictada o proceso. El arresto domiciliar es acompañado por una pulsera que no está conectada a un satélite sino está emparentado a una línea telefónica. El brazalete sirve como una especie de módem con conexión a internet inalámbrica. La señal de localización está bajo un perímetro triangular de antenas que emiten información cada cierto tiempo.
Otro brazalete utilizado por las autoridades es el Monitor de Alcohol Seguro, Continuo y Remoto SCRAM, por sus siglas en inglés. Este es un dispositivo transdérmico que mide el consumo de alcohol mediante la sudoración. Las transmisiones informativas son enviadas a una caja de control cada media hora. La información consiste en la localización del monitoreado, intentos de bloquear la pulsera y el contenido de alcohol en el cuerpo.
Con el brazalete electrónico las autoridades competentes pueden monitorear al reo 24 horas del día sin perder de vista ningún movimiento del sujeto.
El sistema de seguridad a través de aparatos electrónicos, también ha sido utilizado como prevención, en diferentes países, en casos de mujeres que han sufrido violencia intrafamiliar, al igual que en situaciones de violaciones o abuso infantil.
La medida consta de dos partes, la primera es una pulsera que se le impone al que realiza el ilícito, puede ser colocado en el tobillo o mano, y la segunda es una caja que porta la víctima. Esta clase de sensor emite señales a la policía cuando el maltratador anda cerca.
Reducir hacinamiento
El director de centros penales señaló que la medida fue tomada para trabajar en la reducción del hacinamiento en las cárceles del país. La pulsera electrónica será adjudicada a reos en fase de confianza, ancianos, enfermos y mujeres embarazadas con complicaciones
La Organización de las Naciones Unidas, en un documento extendido a la República de Panamá mediante la Oficina Regional de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito para Centroamérica y el Caribe (UNODC ROPAN), en el presente año, describió la historia del uso y creación de dichos dispositivos.
“En 1992, Mark Allen en su película «Fortress» demuestra, a través de la ilustración de una cárcel futurista, que la idea de controlar «criminales» mediante tecnología avanzada es una demanda latente en la conciencia colectiva de la sociedad”, señaló.
Según César Barros Leal, jurista brasileño, es posible identificar tres fases en el desarrollo de esta tecnología:
“La primera fase se inició en 1960, a través del uso de un dispositivo portátil de dos piezas llamado Behavior Transmitter-Reinforcer (BRT-R), cuyo objetivo era determinar la ubicación y controlar el comportamiento de una persona mediante el envío de una señal ante la detección de un comportamiento inadecuado”, explicó.
Por otra parte, La segunda fase se caracteriza por una profunda apatía hacia el uso de tecnologías de vigilancia electrónica, dicha fase se extendió desde 1970 hasta 1984, indicó Barros.
Mientras tanto, la tercera fase dada a partir de 1984, fue el resultado de la labor del juez norteamericano Jack Love y el ingeniero Michael Goss, quienes diseñaron conjuntamente un brazalete conectado a un radar que indicaba la posición del usuario y que en consecuencia de esto la modernización ha sido inminente en la tecnología de estos dispositivos.
La UNODC ha concluido que el encarcelamiento no debe ser utilizado como la única medida de sanción penal por lo que se pueden utilizar otros recursos que sean más efectivas y menos costosos.
“La base jurídica internacional para la promoción y aplicación de las medidas alternativas a la prisión se basa, entre otros instrumentos internacionales, en el Pacto Internacional sobre los Derechos Civiles y Políticos, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la resolución 45/110 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la cual aprobó las reglas mínimas de las Naciones Unidas sobre las medidas no privativas de la libertad”, recordó la organización.
América Latina utiliza el brazalete electrónico
Según un reporte levantado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), publicado a finales del 2012, el hacinamiento en los centros penitenciarios ha obligado a que varios países latinoamericanos decidan colocar los brazaletes electrónicos en reos con casos leves o permanezcan en arresto domiciliario, indicó en una nota el periódico digital ecuatoriano elcomercio.com.
Entre los países que ya han implementado este tipo de recursos se encuentra México, Brasil, Argentina y Colombia, y se ha considerado la posibilidad en países como Ecuador, Costa Rica Honduras, Panamá y actualmente en El Salvador.
También, este tipo de monitoreo ha sido tomado como medida “preventiva” para aquellas personas que están en procesos penales, y en cuyos casos aún no se ha comprobado su culpabilidad, puedan ser controlados por medio de los brazaletes.