Las puertas del santuario del Señor de los Milagros se abrieron este lunes en el centro de Lima para que miles de devotos puedan visitarlo y rezar frente a sus andas, pues por segundo año consecutivo no puede salir en su multitudinaria procesión por la pandemia.
Solo la Guerra del Pacífico, a finales del siglo XIX, y ahora la pandemia de la covid-19 han impedido en la historia que la imagen del Cristo crucificado salga a las calles en octubre, como suele ocurrir cada año en Perú y en varias ciudades alrededor del mundo.
«Le he entregado a mi pequeño para que me lo proteja y poder cumplir mi promesa, y poder restaurar mi vida con él, con mi familia y que mi hogar esté unido siempre», comenta Dayana, de 27 años, a Efe cuando salía del templo con su bebé en brazos.
La joven no puede evitar las lágrimas cuando recuerda que ella misma, hace ocho años, pidió un milagro «y lo llegó a cumplir porque iba a necesitar una operación y cuando me fui a ver (con el médico) me dijeron que no tenía nada».
Dayana llegó muy temprano al santuario con su madre y su abuela, así como miles de personas que esperan ingresar este día para cumplir con la promesa de visitarlo, después de recibir un milagro o pedir uno.
«A TI VENIMOS EN PROCESIÓN»
María Luisa Cumba, que vive en la ciudad de Huacho, a unos 140 kilómetros al norte de Lima, acudía cada año a la multitudinaria procesión por las calles de la capital peruana, y en esta ocasión no quiso dejar de visitar la imagen en su templo como agradecimiento.
«Mi devoción me ha hecho muchos milagros con mis hijos. Tengo nueve hijos, casi se me han muerto cuatro, y el Señor me los ha sanado», declara a Efe.
«Es una promesa que tengo desde que nací, me traían primero mis padres, ellos ya han fallecido, ahora vengo yo hasta el día que Dios me recoja», asegura la mujer.
La devoción por el Señor de los Milagros apareció en el siglo XVII después de que un devastador terremoto arrasó con el centro de Lima y solo quedó en pie la imagen del Cristo crucificado, ante la cual los sobrevivientes se inclinaron para agradecer por sus vidas.
Cada 18 de octubre es una de las principales fechas de salida de la procesión desde la Iglesia de las Nazarenas para recorrer las principales vías del centro histórico, y por ese motivo sus fieles se acercan a rezar ante ella y cumplir una promesa que suele extenderse por toda su vida.
«TUS FIELES DEVOTOS»
En estos días, alrededor de mil fieles por hora han ingresado a un ambiente del santuario para ver al Señor de los Milagros, colocado sobre el anda que suele salir en procesión y rodeado de arreglos florales en tonos morados, el color que visten sus devotos y los integrantes de la Hermandad, que se encargan de la organización y de cargar a la imagen.
Teófila, de 79 años, ha recorrido varios distritos para llegar al centro de la capital vistiendo su hábito morado, como lo hace desde que tenía 16 años.
«He venido por mi salud, la de todos mis familiares y la de mis vecinos enfermos, que se encuentran en los hospitales», indica la anciana muy emocionada después de visitar el lugar.
A diferencia del año pasado, en que los fieles no podían ingresar a la iglesia y debían conformarse con lanzarle sus plegarias desde la calle, este año se permiten las misas presenciales y los momentos de oración en el templo.
«A IMPLORAR TU BENDICIÓN»
«Creo que vamos a tener cientos de miles de personas», comenta a Efe la encargada de comunicaciones del Monasterio de las Nazarenas, María Rosa Alvarez Calderón, sobre las extensas colas que rodean el templo.
Subraya además que «la única otra vez que no habían salido las andas del Señor de los Milagros (en procesión fue) en la Guerra del Pacífico en 1882», por eso este año incluyeron la posibilidad de la asistencia con aforos y protocolos sanitarios.
A su vez, el mayordomo general de la Hermandad del Señor de los Milagros, José Vicente Soto, declaró a Efe que «hoy día debería ser el inicio de su primer recorrido, pero por esto de la pandemia, quizás ya el próximo año pueda hacerse, es lo que deseamos todos los hermanos nazarenos y el pueblo peruano».
Soto opinó que en este tiempo la devoción se ha incrementado porque «las personas están desde las 4:30 de la madrugada, cuando se levanta el toque de queda (por la pandemia), ya están haciendo su colita para ingresar un momento y estar ante la sagrada imagen».