Eran entre las once y las doce del mediodía. Los transeúntes iban y venían como en un día común y corriente cuando de pronto un pick up paró y de él salieron varios hombres que bajaron tres bultos envueltos en sacos. Los tiraron a mitad de la calle y se largaron.
Eran cadáveres.
Los vecinos vieron a los hombres y los bultos abandonados pero no les prestaron mayor atención hasta que los perros llegaron e intentaron abrirlos.
Unas personas se acercaron y vieron que en el suelo había fluidos sanguinolentos. El hedor dulzón de la carne, además, ya era insoportable.
De inmediato llamaron a la policía que llegó a cercar la escena. El resto de vecinos de la colonia La Era, en Comayagüela, Honduras, habían salido a curiosear, a ver el levantamiento de los cadáveres abandonados.
Los forenses encontraron en los sacos tres personas desmembradas y amarradas de los pies y manos con cables para instalaciones eléctricas.
La inspección de la escena la realizó Medicina Forense e Inspecciones Oculares de la Dirección Policial de Investigaciones de la Policía Nacional hondureña.
Preliminarmente los cadáveres son del sexo masculino. Hasta este día se desconocen las identidades de las víctimas.