Siete mujeres fueron colgadas de los pies, latigadas y obligadas a desnudarse luego de ser acusadas se supuesta brujería en u poblado de Chilia, en La Libertad, Perú.
Los supuestos verdugos habrían sido miembros de denominadas “rondas campesinas”, que suelen ser grupos creados por pobladores de la comunidad para velar por la seguridad de las personas.
Las siete víctimas fueron retenidas luego de que un hombre denunciara que su mamá y a su esposa les estaban practicando algo.
“Prácticamente se me ha cruzado una gallina negra y la gallina negra se ha metido a su casa, ha sido a las 12 de la noche (…) yo la sigo y se ha convertido en la señora”, dijo el hombre.
Tras esa denuncia, la ronda empezó la búsqueda casa por casa y finalmente retuvo a siete mujeres, a las que torturaron para que “confesaran”.
Los hijos de las víctimas decidieron tomar fotos y grabaron videos para luego realizar un viaje de 14 horas en busca de ayuda.
Dichas imágenes llegaron a manos del defensor del Pueblo de La Libertad, José Luís Agüero, quien detalló que en las grabaciones se veía a “una de las mujeres retenidas que estaba colgando de una viga”, amarrada de los pies.
Otra estaba “desnuda, estaba pasando con ramas de ortiga que pican el cuerpo e indicando lo que supuestamente había hecho, que era brujería”, agregó.
Una de ellas, quien fue identificada como María Ávila, de 59 años, pudo salir del pueblo y contó que sus verdugos la “colgaban y latigueaban con la punta de la hebilla, con palos y correas. Me ponían las manos atrás y me colgaron a la viga. Decían que hable, ¿qué les iba a decir, esperan que invente?”.
“Me colgaron como mi madre me había parido”, sostuvo.
En las grabaciones también se oye a los sujetos forzando a sus víctimas a decir: “Eres bruja, si tú no hablas te matamos”. Y tras golpearlas insistían: “¿Trabajas en la hechicería o no?”.
El defensor reveló que a las personas acusadas de brujería y “liberadas les han hecho firmar un compromiso en el que establece que no pueden denunciar y quedarse en sus domicilios. Si denuncian podría atentar contra ellas o sus familias”.
Asimismo, Pablo Haro, presidente de Rondas Campesinas, condenó lo ocurrido y dijo que no cree que los responsables “sean ronderos, un rondero nunca hace eso”.
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