Una mujer, descalza con un vestido blanco rasgado entra en un ascensor y tras observarse en el espejo del elevador, comienza a darse golpes en el rostro hasta dejar varias contusiones. La mujer mintió. Acusó a su esposo de violencia doméstica. Todo quedó grabado por una cámara de seguridad.
Faisal Khan es un joven australiano que hace un año conoció en un servicio de citas para musulmanes a Asmae, una muchacha de Marruecos de quien quedó perdidamente enamorado y con quien decidió iniciar rápidamente un romance.
El noviazgo representó una alegre temporada, pero en el matrimonio, especialmente al octavo mes, Faisal detectó algo que lo llenó de dolor: sospechaba que Asmae se había casado con él solo por la nacionalidad y de inmediato se puso en contacto con sus abogados.
Según el diario británico The Sun, cuando la mujer descubrió sus planes destruyó sus bienes en su apartamento y le dijo airadamente por celular “crees que eres más inteligente que yo, pero sé que estás hablando con tus abogados”.
Después cobró venganza de la peor manera: ingresó a un ascensor descalza y con un vestido blanco en el que se aseguró de que las puertas estuvieron bien cerradas para golpearse a sí misma en los pómulos, de manera que quedasen contusiones.
Horas más tarde, la Policía llegó al apartamento y tomó la declaración de Asmae quien responsabilizó a Faisal de haberla maltratado físicamente. Faisal no podía creer lo que estaba sucediendo, quedó desconcertado cuando lo detuvieron.
Las investigaciones avanzaron. Las cámaras de seguridad del ascensor registraron el preciso instante en que la muchacha se autolesionó, prueba contundente que tiró abajó el telón. Ahora, Asmae está con paradero desconocido. Faisal exige que la deporten a Marruecos, su país de origen.