Un alto responsable iraní amenazó este domingo con atacar Israel y reducir Tel Aviv y Haifa «a polvo» si Estados Unidos lleva a cabo las últimas amenazas de su presidente, Donald Trump, que afirmó tener en el punto de mira a 52 sitios iraníes.
La tensión entre Teherán y Washington aumentó aún más desde el asesinato del general iraní Qasem Soleimani el viernes en un bombardeo estadounidense en Bagdad.
Figura carismática y popular de Irán, el general Soleimani era el jefe de la Fuerza Qods, una unidad de élite de los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de la República Islámica, y artífice de la estrategia del país en la región.
Irán prometió vengarlo con una acción «militar» pero Trump anunció el sábado que estaba dispuesto a atacar 52 sitios de Irán, «muy pronto y muy duro» si la República Islámica ataca a personal u objetivos estadounidenses.
Estos sitios son «de muy alto nivel e importantes para Irán y la cultura iraní», aseguró el mandatario en un tuit.
«Trump, ¿usted tuiteó que atacará 52 objetivos en Irán?», contestó el domingo Mohsen Rezai, excomandante en jefe de los Guardianes de la Revolución y en la actualidad secretario del Consejo de Discernimiento, un puesto clave en el sistema político iraní.
«¿Usted tuiteó que atacaría de nuevo si Irán se venga?», agregó Rezai, citado por la agencia semioficial Isna.
«Tenga por seguro que Irán reducirá [entonces] a Haifa y a los centros [urbanos] israelíes a polvo, de forma que Israel quedaría eliminada de la faz de la Tierra», agregó.
«Si Estados Unidos toma la menor medida tras nuestra respuesta militar, reduciremos Tel Aviv y Haifa a polvo», afirmó Rezai en su cuenta de Twitter.
Irán no reconoce la existencia de Israel. Varios de sus generales amenazaron en el pasado con atacar al Estado hebreo o con destruirlo si Estados Unidos ataca al territorio iraní.
Acuerdos que se caen
Irán anunció este domingo la «quinta y última fase» de su plan de reducción de compromisos en materia nuclear, y afirmó que se desliga de cualquier límite «al número de sus centrifugadoras» de uranio.
En un comunicado, el gobierno de la República Islámica indicó, no obstante, que «la cooperación de Irán con el OIEA [Organismo Internacional de Energía Atómica, que controla minuciosamente el programa nuclear de Teherán] continuará como antes».
El gobierno señaló que, «a causa» de su decisión sobre las centrifugadoras, «ya no queda ningún obstáculo que dificulte el programa nuclear de la República Islámica de Irán en el plano operativo», ya se trate de la «capacidad para enriquecer [uranio], del nivel de enriquecimiento [de uranio], de la cantidad del material enriquecido o de la investigación y el desarrollo».
Aún así, Teherán agregó que «el programa nuclear de Irán, a partir de ahora, se desarrollará únicamente en base a las necesidades técnicas del país».
Hasta ahora, la República Islámica siempre había indicado que necesitaba enriquecer uranio en torno al 5%, no más, un nivel suficiente para producir el combustible necesario para producir electricidad en una central nuclear.
El comunicado no explicaba, sin embargo, si las necesidades técnicas del país han cambiado.
Eso sí, el gobierno reiteró que está dispuesto a dar marcha atrás en cualquier momento.
«Si las sanciones [contra Irán, reimpuestas y endurecidas por Estados Unidos desde 2018] se retiran, e Irán goza de los beneficios» esperados por el acuerdo internacional sobre su programa nuclear, rubricado en 2015, la República Islámica está dispuesta «a volver» a la aplicación completa de sus compromisos, señaló el Ejecutivo en su nota.