Las autoridades rusas confirmaron la muerte de siete personas al caer el viernes un autobús al río desde un puente en el centro de San Petersburgo, según informó el Comité de Instrucción de Rusia (CIR).
«El número de muertos como resultado de la caída del autobús en el río Moika ha ascendido a siete», informó el CIR en su canal de Telegram.
Antes el Ministerio para Situaciones de Emergencia de Rusia había informado de que tres personas habían muerto, cuatro se encontraban «clínicamente muertas» y otras dos se encontraban muy graves.
En total, los buzos sacaron a nueve personas del autobús hundido a través de las ventanas y en algunos casos reanimaron a los heridos en el mismo techo del vehículo.
El conductor y una decena de ocupantes del vehículo -había aproximadamente una veintena de pasajeros- pudieron abandonar el autobús por sus propias fuerzas, lo que, a la postre, les salvó la vida.
La temperatura del agua en los canales de la ciudad báltica es más baja de lo habitual, ya que estos días Rusia sufre una ola de frío anómala para esta época del año.
De hecho, varias personas que saltaron al agua para ayudar a los heridos admitieron que el agua estaba «gélida» y la visibilidad era prácticamente nula.
Según el comité municipal de Transporte, el conductor perdió el control del autobús, se llevó por delante varios automóviles estacionados al borde de la calle, dio un brusco giro y se precipitó contra el río, lo que se puede ver en un vídeo colgado en las redes sociales.
Por ese motivo, el chófer ha sido detenido y el Ministerio del Interior adelantó que se ha iniciado un caso penal por imprudencia temeraria que causó más de dos muertos, lo que podría acarrearle hasta cinco años de cárcel.
Las autoridades investigan si el conductor se encontró mal antes del accidente, en el que el autobús estuvo a punto de colisionar con un barco que navegaba por el río.
También se abrió un caso penal contra la compañía de autobuses, que había sido multada en varias ocasiones, a lo que hay que sumar que la esposa del conductor denunció que ésta le había obligado a trabajar durante muchas más horas de las previstas.
El líder socialdemócrata en la Duma o cámara de diputados rusa, Serguéi Mirónov, expresó hoy su indignación porque el conductor fuera oriundo de Asia Central, y llamó a prohibir a los inmigrantes a trabajar en el transporte, al igual que en la educación, aunque el chófer tiene la ciudadanía rusa.
Según la prensa, entre los cuatro personas que se lanzaron al agua a salvar a los ocupantes del autobús había tres daguestaníes y un uzbeko.
El autobús, que fue izado con ayuda de una grúa, cayó al agua desde un puente construido en el siglo XVIII, pero reconstruido con metal en el siglo XIX y modernizado a principios del XX.
El conocido como Puente de los Besos se encuentra a escasa distancia del Teatro Marinski de San Petrersburgo, la capital cultural de Rusia, conocida por sus numerosos canales.