Varios sicarios, a la orden de un traficante de drogas, desmembraron con una motosierra a una mujer taxista y quemaron las partes de su cadáver en un recipiente usualmente utilizado para quemar basura.
De acuerdo con las investigaciones, la víctima trabajaba para el narcotraficante que ordenó su asesinato pero la relación decayó por supuestas traiciones.
Entonces, al perder la confianza en ella, el narcotraficante ordenó asesinarla de la manera más brutal posible.
La mujer estaba en el parqueo de un centro comercial esperando clientes cuando la abordaron dos conocidos que con engaños le ofrecieron ir a la casa de un amigo en común a beber cerveza y platicar.
La víctima aceptó ir y a llegar a esa casa la esposaron y la llevaron a otra alquilada en la que la asesinaron a sangre fría.
Antes de cortar su cuerpo la torturaron. En la casa alquilada los policías encontraron pruebas de eso.
Después del crimen los sicarios huyeron a México donde posteriormente fueron detenidos.
La mujer, de origen venezolano, fue identificada como Rossana Delgado.
El narcotraficante que ordenó su asesinato es Edwin Murillo, un hispano que en la actualidad permanece en prisión en Estados Unidos.
Ocurrió en California.