La salvadoreña María Reyes, residente en Maryland (estado colindante con Washington DC), fue contactada en el año 2012 por la MS-13 para solicitarle un pago mensual de 500 dólares para respetar la vida de su hija Damaris, quien vivía en El Salvador, de acuerdo con publicación realizada este miércoles por el periódico El Comercio.
Ella no dudó en acudir a las autoridades federales para denunciar los hechos y compartir información sobre las pandilleros. Y en pocos meses logró que su hija pudiera emigrar de El Salvador a Estados Unidos.
Este hecho enojó a los cabecillas de la MS-13, quienes utilizaron las redes sociales para amenazar de muerte a Damaris. La amenaza se cumplió el pasado 10 de diciembre, cuando la adolescente fue secuestrada en las inmediaciones de su residencia. Tras una intensa búsqueda, su cuerpo fue descubierto el 11 de febrero con huellas de haber sido torturada.
El asesinato de la joven ha obligado a los cuerpos policiales de Maryland, Virginia y el Distrito de Columbia a reforzar el trabajo preventivo en escuelas y barrios con una alta población hispanos, pues los adolescentes son ‘objetos’ para extorsionar desde El Salvador a los padres de familia centroamericanos que emigraron a Estados Unidos.
Estos hechos no son ajenos a la Casa Blanca. El presidente Donald Trump reiteró recientemente que es necesario privilegiar la deportación de los pandilleros salvadoreños que aterrorizan varias ciudades del país, de acuerdo con publicación de El Comercio, quien a la vez tomó la información de Ep Mundo.
Es importante mencionar que la padilla MS-13 en Estados Unidos cuenta entre sus miembros a ciudadanos estadounidense de origen salvadoreño, así como jóvenes inmigrantes de Guatemala y Honduras. En a década de los 90 la policía detectó también la presencia de adolescentes de Colombia, Perú, Puerto Rico y Cuba.