El Ejército ruso, ante la imposibilidad de doblegar a su enemigo en el campo de batalla, opta por maniatar a Ucrania con el martilleo constante de sus infraestructuras de cara al invierno para obligar a Kiev a cumplir sus exigencias, según admitió hoy el propio Kremlin.
Ucrania «tiene todas las posibilidades de llevar la situación a un cauce normal, de arreglar la situación de modo que se cumplan las demandas de la parte rusa y poner fin, por tanto, a los todos los posibles sufrimientos de la población civil», señaló el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.
Intentó justificar los bombardeos con el argumento de que «no hubo ni hay ataques contra instalaciones sociales» cuando fue preguntado cómo se correspondían los ataques de las últimas semanas contra la infraestructura energética ucraniana con las declaraciones del presidente ruso, Vladímir Putin, sobre la necesidad de evitar sufrimientos a la población civil.
Según el portavoz, los objetivos elegidos por los militares rusos para sus ataques «están vinculados de modo directo o indirecto al potencial militar, y correspondientemente, deben ser aniquilados».
El Ministerio de Defensa ruso sostuvo hoy que el ataque masivo con armas de alta precisión y largo alcance de emplazamiento aéreo, naval y terrestre estuvo dirigido «contra el sistema de mando militar de Ucrania y las instalaciones energéticas vinculadas a este».
Según el portavoz castrense, Igor Konashénkov, el ataque cumplió su propósito y todos los objetivos «fueron alcanzados».
En particular, destacó que el ataque impidió «el traslado por ferrocarril de las reservas del Ejército ucraniano, de armas extranjeras, equipamiento militar y municiones a las zonas de combate».
Los civiles, la principal víctima
Sin embargo, la principal víctima de esta estrategia no es el sistema militar ucraniano sino toda la infraestructura civil, que afecta directamente la vida de los ucranianos.
La ONU alertó de que la última oleada de ataques rusos puede resultar en un invierno «catastrófico» para millones de personas que podrían verse sin electricidad, calefacción o agua.
Un total de 11 regiones sufrieron un apagón total, según el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y «millones» de ciudadanos quedaron sin electricidad.
Este jueves Ucrania intentaba recuperarse del enésimo golpe a su infraestructura crítica.
La oficina de la Presidencia informó que se ha vuelto a suministrar electricidad a todas las provincias.
Eso sí, en la capital, el 70 % de la población permanecía sin electricidad, mientras que el abastecimiento de agua potable se restableció en todos los distritos, según el alcalde de Kiev, Vitali Klitschkó.
Zelenski aseguró que la situación es «muy difícil» y denunció que «los ocupantes hacen todo lo posible para que la gente sufra, para que ni siquiera podamos escucharnos y vernos».
De acuerdo con el portavoz el Servicio Estatal de Comunicaciones y Protección de Ucrania, Volodímir Kondrashov, también las comunicaciones móviles se vieron afectadas.
Este jueves solo funcionaba el 44 % de las estaciones de telefonía.
Para hacer frente a las necesidades básicas de la población se han instalado ya 4.262 puntos de «invencibilidad» en todo el país con servicios básicos para cargar los móviles, calentarse o tomar bebidas calientes.
El jefe de gabinete de la Presidencia ucraniana, Andriy Yermak, pidió a la comunidad internacional más generadores como reserva estratégica en el caso de un apagón completo o continuado durante semanas.
Apagón «nuclear» en Ucrania
En su afán sistemático de poner en jaque al sistema eléctrico ucraniano, las fuerzas rusas provocaron además la desconexión de emergencia de las centrales nucleares ucranianas de Rivne, Ucrania del Sur y Jmelnitski, bajo control de Kiev, y la puesta en «régimen frio» de la planta de Zaporiyia, controlada por Rusia.
Y aunque las primeras tres plantas reanudaron su trabajo, se trata de un golpe duro y un precedente peligroso, considerando que estas instalaciones generan entre el 50 % y el 60 % de la electricidad del país, según Ukrenergo.
«Por primera vez en los 40 años de historia de la industria ucraniana de energía nuclear se apagaron todos los reactores nucleares del país», señaló el presidente de la estatal ucraniana Energoatom, Petro Kotin.
Kotin condenó las «acciones criminales de (el presidente de Rusia, Vladímir) Putin y sus cómplices, que están empujando a la humanidad al borde de una catástrofe nuclear».
La propia Rusia reconoció que la puesta en «régimen frio» de la central nuclear ucraniana de Zaporiyia genera vulnerabilidades en la seguridad de la planta.
«Se trata de una medida vulnerable, especialmente en los casos de fuego directo contra la instalación, incluyendo los sistemas de seguridad», afirmó el presidente de la corporación nuclear rusa Rosatom, Alexéi Lijachov.