«Hoy, Julia Pierson, Directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, ofreció su renuncia, y la acepté», dijo el secretario de Seguridad Interior norteamericano, Jeh Johnson, en un comunicado, días después de la falla que permitió a un intruso saltar una valla e ingresar a la Casa Blanca.
Según la nota, Johnson nombró como interino a un director, Joseph Clancy, un miembro del Servicio Secreto retirado en 2011, hasta tanto no se designe a un nuevo jefe permanente.
Pierson reconoció el martes que el Servicio Secreto había cometido fallas «inaceptables» en su labor de protección del presidente y su familia y debió afrontar una serie de duras críticas de legisladores por la serie de incidentes que ha involucrado al cuerpo.
La renuncia se produce después de que un hombre, excombatiente de Irak, ingresara el pasado 19 de septiembre en la Casa Blanca. Omar González, de 42 años, escaló las puertas de la residencia presidencial y consiguió alcanzar el edificio, más exactamente el gran salón denominado «East Room» (Salón Este) sin que el Servicio Secreto le detuviera.
El caso suscitó un acalorado debate sobre la eficacia de la policía de élite que realiza la custodia presidencial y también de dignatarios visitantes.
Este miércoles González compareció por segunda vez ante un tribunal de Washington y se declaró no culpable de tres cargos: invasión ilegal en un edificio protegido de acceso restringido, portando un arma peligrosa y en posesión de munición ilegal.
La jueza Deborah Robinson decidió mantenerlo bajo custodia y la sentencia se debería conocer en una audiencia fijada para el 21 de octubre.
González enfrenta una pena de hasta 16 años de prisión. Su abogado, David Bos, rechazó que sea sometido al examen psiquiátrico ordenado por la jueza, debido a que su cliente es «penalmente responsable».
Más interrogantes que respuestas
Pierson asumió el cargo luego de un sonado caso que involucró a miembros del Servicio Secreto con prostitutas y se desempeñó en el puesto apenas durante 18 meses.
Ahora, la Cámara de Representantes creará una comisión de investigación independiente, encargada del control de todo el Servicio.
En su comparecencia ante congresistas este martes, Pierson admitió que «los planes de seguridad no fueron ejecutados eficazmente» y expresó que asumía «totalmente la responsabilidad».
Su testimonio «ha generado más preguntas que respuestas», consideró particularmente el republicano John Boehner, presidente de la Cámara, antes del anuncio de la salida de Pierson.
«Cuanto más sabemos, más se hace evidente que el Servicio Secreto está siendo socavado por una creciente complacencia y la incompetencia», dijo, para acotar que «el presidente debe determinar rápidamente si la agencia está bien comunicada por la dirección actual», agregó.
El caso del intruso se suma a una serie de incidentes que dejaron expuesto al Servicio: agentes en misión habían recibido prostitutas en Colombia en 2012, y otros fueron encontrados borrachos en los Países Bajos en marzo. Además, un hombre había disparado en noviembre de 2011 contra la Casa Blanca desde su automóvil, sin ser visto de inmediato, y los orificios de bala fueron descubiertos recién varios días más tarde.
El ministro Jeh Johnson, sin embargo, saludó este miércoles los 30 años de labor de esta policía de élite, a la que considera «uno de los mejores servicios de protección oficial en el mundo».
En ese sentido se refirió a las operaciones de seguridad en torno a los jefes de Estado en la Asamblea General de las Naciones Unidas la semana pasada en Nueva York, o la Cumbre Africana en agosto en Washington.
Johnson aprovechó la oportunidad para anunciar una «evaluación» del Servicio Secreto por un panel de expertos independientes que le entregarán sus recomendaciones sobre la seguridad de la Casa Blanca y sobre el próximo director del Servicio Secreto.
Su adjunto, Alejandro Mayorkas, comandará una investigación sobre