Miles de atractivas ranas de ojos rojos, una especie amenazada de las selvas tropicales de México, Centroamérica y Colombia, son protegidas de los efectos del cambio climático en la reserva nicaragüense Montibelli, en las sierras del sur de Managua.
Esta reserva está ubicada en el municipio de Ticuantepe, 19 km al sur de la capital, donde las ranas, conocidas con el nombre científico Agalychnis callindryases, cuentan con piletas de agua para reproducirse y sobrevivir a los períodos de sequía.
«Nosotros les ponemos piletas con agua (entre la vegetación) para que se reproduzcan» y sobrevivan a los períodos con déficit de lluvias, explicó a la AFP Carlos Belli, gerente de la reserva creada hace 16 años.
Las diminutas ranas se caracterizan por sus grandes y brillantes ojos rojos, con los que los científicos creen intentan ahuyentar a sus depredadores, y un cuerpo verde de apenas ocho centímetros.
La rana «es el atractivo de la biodiversidad de la reserva», frecuentada por alrededor de 3.000 visitantes al año, así como por estudiantes con fines de investigativos, dijo Belli.
La severa sequía que afectó en los últimos dos años al Pacífico de Centroamérica puso en peligro a estos anfibios que dependen del agua para vivir y que se alimentan de grillos, moscas y polillas.
Cuando las lluvias son buenas «cada rana pone entre 50 y 100 huevos tres veces al año», indicó el responsable.
La reserva tiene una extensión de 162 hectáreas, que forman parte del corredor biológico de las Sierras de Managua. Esta área cobija a 142 especies de animales, entre ellos boas y monos congo, estos últimos también han sido afectados por la reducción de los bosques, la sequía y el uso de pesticidas que contamina los suelos.
Se estima que Nicaragua pierde entre 70.000 y 80.000 hectáreas de bosques al año debido a la explotación descontrolada y la tala ilegal.