Armado de ira y celos, el hondureño Pedro Armando Aguilar llegó a casa de su suegra con una pistola en la mano y la mató a ella y a dos de sus cuñados. Días antes, su mujer, Jackeline Luna, había decidido huir de su pareja, cansada de tantos maltratos y amenazas.
El hecho ocurrió el pasado lunes 9 de mayo en el barrio Santa Anita del municipio de San Marcos, Santa Bárbara, en el vecino país de Honduras. El caso ha causado revuelo e indignación en la población hondureña, y varios medios de comunicación le han dado seguimiento.
En uno de sus arranques de ira, Pedro Aguilar estuvo a punto de matar Jackeline Luna, con quien tuvo dos hijos. Fue por esa razón que ella había buscado refugio en casa de su madre unos días antes de que ocurriera la tragedia.
Según relató a periódicos de Honduras, durante una pelea la tomó del pelo e hizo que se hincara mientras le apuntaba en la cabeza con una pistola. “Orá por tu vida porque te voy a matar”, le dijo.
Jackeline le imploró “en el nombre de Dios” y de sus hijas de seis y dos años que no fuera a cometer semejante barbaridad. Él desistió de hacerlo, pero le advirtió que la mataría si lo abandonaba.
Daysi Luna, una de las familiares sobrevivientes de la masacre, relató que Pedro Aguilar llegó a su casa a traer a su ex pareja luego de que lo había dejado, pero no la encontró.
“Eran cerca de las 6:30 de la mañana. Yo vi que él se bajó de su carro, y cuando vine a la casa de mi mamá lo encontré discutiendo con ella. Mi mami no estaba discutiendo, él la estaba ofendiendo. Entonces yo le dije que no me ofendiera a mi mamá y le dije que se saliera. Lo reté y se salió porque dijo que a mí me respetaba. Me obedeció. Pero, como 20 minutos, cuando ya iba para mi casa, escuché los disparos”, relató la sobreviviente al periódico La Prensa, de Honduras, según consta en una entrevista publicada en ese medio.
De acuerdo con las autoridades, las víctimas fueron identificadas como Santos Ángela Ramírez (suegra), Edgardo Salomón Luna (22) -cuñado- y Marlen Anabel Luna (20) -cuñada- del sospechoso de homicidio.
“Yo pensé que era al aire que lo había hecho, pero vi a las personas alborotadas. A alguien mataron, dije yo. Después de dijeron que había sido mi madre”, relata la víctima.
Según las autoridades, Aguilar es un hondureño que se vino deportado de los Estados Unidos hace algunos años, y luego se dedicó al tráfico de personas o “coyote”.