El presidente guatemalteco Otto Pérez se encuentra cada vez más aislado luego de que una decena de altos funcionarios, incluidos seis ministros, abandonaron sus cargos en medio de pedidos de renuncia del mandatario, acusado de encabezar una mafia de defraudación fiscal.
«Las renuncias de los funcionarios son una medida de presión para que entienda el presidente que debe abandonar el cargo porque no le queda otra salida», dijo a la AFP el miembro del Colectivo Acción Joven José Gaitán.
«El presidente tiene la credibilidad por el suelo, en Guatemala tenemos un presidente de papel porque ya es solo una figura que nadie respeta», insistió este activista de una de la organizaciones que cada sábado sale a las calles a exigir la dimisión del gobernante.
A pocos días de las elecciones generales del 6 de septiembre, Otto Pérez debe enfrentar una tormenta política desde el viernes pasado, cuando la Fiscalía y una comisión de la ONU contra la impunidad lo vincularon con una estructura ilegal de defraudación aduanera conocida como La Línea.
Pese a reclamos populares para que abandone la presidencia, el jefe de Estado descartó renunciar al cargo en un mensaje dirigido al país la noche del domingo.
La crisis política comenzó en abril pasado, cuando se reveló la existencia de una organización que cobraba sobornos a empresarios para facilitarles la evasión de impuestos aduaneros.
Gobierno a la deriva
Después de la revelación, el mandatario comenzó a perder integrantes de su equipo de gobierno, luego que seis de los 14 ministros que integran el gabinete (los de Economía, Educación, Agricultura, Salud, Finanzas y Comunicaciones) renunciaran ante la posible vinculación de Pérez con el esquema de corrupción.
En paralelo dimitieron siete viceministros (tres de Economía, dos de Finanzas y dos de Comunicaciones), así como la titular de la Secretaría de Planificación de la Presidencia, Ekaterina Parrilla.
Aunque Pérez no ha aceptado las renuncias de los ministros de Agricultura, Finanzas y Comunicaciones, el vocero presidencial, el coronel Jorge Ortega, comentó que el gobernante aceptará la decisión de los funcionarios en las próximas horas porque «no puede tenerlos a la fuerza».
El barco de Pérez, un general retirado, también fue abandonado por los secretarios de Inteligencia Estratégica, Julio Godoy, y del Consejo Técnico de Seguridad, Ricardo Bustamante.
El escándalo de corrupción provocó la caída de su mano derecha, la vicepresidenta Roxana Baldetti, quien renunció el 8 de mayo y fue detenida el pasado viernes, acusada de corrupción.
El lunes comenzó una audiencia penal para que un juez determine si Baldetti enfrentará un juicio oral y público por los delitos de asociación ilícita, defraudación tributaria y cohecho pasivo.
Presión por renuncia de Pérez
Este martes, una decena de organizaciones campesinas e indígenas cerraron unos 15 tramos carreteros del país para exigir la dimisión del jefe de Estado, según reportan autoridades de Tránsito y de Asistencia al Turista (Proatur).
El dirigente campesino Daniel Pascual anunció que estas medidas continuarán el miércoles.
En tanto, la estatal Universidad de San Carlos convocó a una caminata «cívica y pacífica» para el próximo jueves, que partirá del campus central de la institución hacia la Plaza Central, en el centro histórico de la capital.
Por su parte, la poderosa cúpula empresarial pidió la «renuncia inmediata» del gobernante el pasado viernes, aunque no ha dicho si apoyará un paro nacional para presionar por la salida de Pérez.
Este martes, la Cámara de Turismo de Guatemala se sumó al pedido de renuncia «inmediata» del gobernante y que «se someta a investigación, con lo que se fortalecerá la institucionalidad de la presidencia de la República».
«Guatemala se encuentra en una situación crítica. Es deber de todos los guatemaltecos velar por que el Estado cumpla con su mandato constitucional de garantizar a sus habitantes la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona», indicó en un comunicado la entidad empresarial de turismo.