El papa Francisco recibió un baño de multitudes y un tributo este sábado en el santuario paraguayo de Caacupé, donde rindió un emotivo y festivo homenaje a la Virgen de los Milagros, a la que pidió no perder la memoria, las raíces y la razón de sus luchas.
«Estar aquí con ustedes es sentirme en casa, a los pies de nuestra Madre La Virgen de los Milagros de Caacupé», confesó ante una multitud variopinta que cargaba pancartas con las frases célebres del sumo pontífice y ondeaba banderas con los colores del Vaticano, de Paraguay y de su argentina natal.
Alrededor de un millón de fieles se tomó la Villa Serrana de Caacupé, 50 km al este de Asunción, donde miles de personas pasaron la noche en la intemperie, indicó una fuente de la Policía Nacional paraguaya a la AFP.
Muchos argentinos hicieron viajes de hasta más de 40 horas para ver al Santo Padre.
«Este es un lugar de fiesta, de encuentro, de familia. Venimos a presentar nuestras necesidades, venimos a agradecer, a pedir perdón y a volver a empezar», lanzó Francisco desde el altar, ante la explanada abarrotada a su capacidad máxima de 400.000 personas.
El papa argentino saludó en privado a enfermos y minusválidos al interior de la basílica, donde un coro entonó canciones religiosas a ritmo de la polka paraguaya, que emocionaron tanto a Francisco que demoró su salida a la misa pública, indicó el obispo de Caacupé, Claudio Jiménez.
Con el rostro algo descompuesto reapareció e inició la misa con voz fuerte y normal.
«Como Pueblo, hemos venido a nuestra casa, a la casa de la Patria paraguaya, a escuchar una vez más, esas palabras que tanto bien nos hacen: ‘Alégrate, el Señor está contigo’. Es un llamado a no perder la memoria, las raíces, los muchos testimonios que han recibido del pueblo creyente y jugado por sus luchas», clamó.
La figura de la Virgen es muy apreciada por el papa argentino que pocas horas después de ser elegido al Trono de Pedro en marzo del 2013 encomendó su pontificado a la Salus Populi Romani, el ícono más antiguo que existe de la Madre de Dios, exhibido en la basílica romana de Santa María La Mayor.