«Aquí está la obra, muchos me decían si yo estaba loco porque quería hacer una obra como esta y aquí está», dijo Martinelli antes de subirse al viaje inaugural del metro con parte de su gabinete.
«Me siento muy contento, esta es una obra que se concluyó en 38 meses y quiero felicitar a todos los trabajadores panameños, a todos los contratistas que cumplieron a cabalidad con el tiempo estipulado», añadió el mandatario.
Grandes festejos acompañaron la inauguración, entre ellos un macroconcierto en el que participaron artistas locales.
El tren recorrerá en 23 minutos casi 14 kilómetros con 13 estaciones, elevadas y bajo tierra, desde el populoso municipio de San Miguelito, contiguo a la capital panameña, hasta la terminal de autobuses de Albrook, una antigua base estadounidense del mismo nombre.
Las obras, que demandaron 1.800 millones de dólares, fueron realizadas por el consorcio conformado por la brasileña Odebrecht y la española Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), en tanto que la francesa Alstom fabricó los trenes.
La construcción del metro es la obra insignia de la administración de Martinelli, con el que pretende aliviar el caótico tránsito vehicular de la capital panameña.
«Le quiero pedir a todos que la cuidemos, no lo ensuciemos, no lo rayemos, esta obra es para el pueblo panameño», dijo Martinelli.
«Hoy es un día muy especial, porque después de cinco años, cuando nadie creía que íbamos a estar aquí, estamos aquí», añadió Roberto Roy, Secretario del metro.
Sin embargo, el proyecto todavía levanta recelos en algunos sectores del país por el costo del pasaje, que sigue siendo una incógnita, aunque el ministro de la Presidencia, Roberto Henríquez, aseguró que no pasaría de un dolar.
Durante el primer mes, el pasaje será gratuito, lo que también ha sido fustigado por los opositores, que lo consideran una medida electoralista, teniendo en cuenta que el próximo 4 de mayo Panamá celebrará elecciones generales.
Decenas de miles de personas quedan atrapadas a diario en atascos insufribles, pese a obras viales recientes y a la introducción de un nuevo sistema de autobuses, el metrobús.
Este último sistema, que sustituyó a los los legendarios «diablos rojos» -buses escolares estadounidenses decorados con todo tipo de dibujos, calcomanías, luces de neón y hasta condones- no ha solucionado el problema del transporte, pese a ser más moderno y ordenado.
A diario son comunes las largas filas en las paradas, con gente visiblemente angustiada esperando un autobús, que en ocasiones no llega.
Se estima que 1,5 millones de personas usarán la red de metro que ya planea hasta cuatro líneas, una de ellas por encima del canal de Panamá.