CARACAS, 8 marzo 2014. Varios miles de opositores protestaron contra la escasez este sábado con cacerolazos por el centro de Caracas, de mayoría chavista, en un acto acotado por la prohibición del gobierno en un país conmocionado por un mes de manifestaciones que han dejado 20 muertos.
La protesta fue convocada por el líder opositor Henrique Capriles, quien recorrió medio kilómetro acompañado por sus simpatizantes en una concentración fuertemente custodiada por efectivos policiales y militares, que bloquearon con blindados antimotines las calles aledañas.
«Estamos marchando por la escasez en la que nos tiene este gobierno», dijo a la AFP Capriles, que perdió por estrecho margen las presidenciales de abril ante Nicolás Maduro, mientras caminaba a paso rápido entre la muchedumbre y en un ajetreo de saludos y abrazos.
«Se ponen de espalda a los problemas (…), lo que le interesa (al gobierno) es una confrontación entre venezolanos y en eso estamos nosotros en desacuerdo», agregó el opositor.
La marcha pretendía llegar al Ministerio de Alimentación, pero sólo pudo concentrarse en una avenida cercana, debido a la prohibición del alcalde del municipio Libertador, el chavista Jorge Rodríguez, donde se erige la cartera, y ante la presencia de los llamados «colectivos motorizados» chavistas, a los que la oposición acusa de actuar como paramilitares.
Buscando leche y mantequilla
«No consigo leche, mantequilla, ni pañales ni harina. No puedo salir a la calle por miedo a la inseguridad», relata a la AFP Alexandra Fernández, un ama de casa de 39 años que vive en una zona del centro de Caracas, mientras golpea fuertemente su cacerola, como muchos.
En Venezuela, el país con las mayores reservas petroleras del mundo, es posible llenar el tanque de gasolina con unos centavos de dólar, pero conseguir alimentos y productos básicos, como leche, harina, azúcar o papel sanitario, es un vía crucis pues faltan a razón de uno de cada tres artículos, mucho más en el interior del país.
«Ahora me dedico a esto, a comprar. Salgo a las siete de la mañana y recorro tiendas, hago cola dos o tres horas y regreso a mi casa en la tarde. Compro para mis hermanas y le mando a mi mamá», dice Rosa María, una ama de casa que hace una larga fila para adquirir leche en polvo.
Las marchas, que no fueron televisadas por ninguna cadena nacional, se replicaron en al menos una decena de ciudades, entre ellas Maracaibo y San Cristóbal (oeste), Valencia (norte), Isla de Margarita (noreste) y Puerto Ordaz (sur).
Maduro –en cuyo discurso suelen abundar descalificaciones hacia la oposición– dice reiteradamente que estas protestas son un intento de golpe de Estado con participación de sectores «imperialistas» de Estados Unidos, Colombia y otros gobiernos «lacayos», además de grupos «fascistas» de la opositora «burguesía parasitaria».
Candelita que se prenda…
La ola de manifestaciones que recorre el país comenzó hace un mes por estudiantes que buscaban denunciar la inseguridad, ya que Venezuela tiene una de las mayores tasas de homicidio del mundo, entre 39 y 79 por cada 100.000 habitantes, según se lean las cifras oficiales o de ONG.
Luego se fueron incorporando sectores opositores radicales y paulatinamente se agregaron los reclamos de la renuncia presidencial, la inflación (56%) y el desabastecimiento, que deja un aspecto desolador en algunos supermercados.
La protesta de este sábado tuvo como trasfondo las acusaciones de Capriles contra Maduro de estar llamando a una «confrontación pueblo contra pueblo», luego de que el mandatario en un encendido discurso llamara a sus militantes a «hacer valer el orden (…) Candelita que se prenda, candelita que apagamos con nuestro pueblo».
Del lado oficialista, Maduro –heredero político del carismático Hugo Chávez, fallecido hace un año– anunció en Twitter que el sábado será una «gran jornada nacional con las mujeres», que se realizará en la Plaza Bolívar de Caracas.
Además de Capriles, a la marcha asistieron otros dirigentes opositores, como el alcalde metropolitano Antonio Ledezma, quien junto con el encarcelado Leopoldo López y la diputada María Corina Machado, integra el trío promotor de la estrategia de ocupar las calles para forzar la renuncia de Maduro.
Aún apoyando la protesta callejera, Capriles se desmarcó abiertamente de la táctica radical de pedir la renuncia del presidente ya que «no están dadas las condiciones para presionar la salida del gobierno», dijo.
«Capriles era muy reacio a la movilización porque sabes cómo empieza pero no cómo termina», comentó a la AFP Mercedes Pulido de Briceño, analista política y catedrática de la Universidad Católica.
La analista estimó que la marcha de los «cacerolazos» era una oportunidad para que sectores populares, que mantienen «protestas silenciosas», se conectaran con la oposición y salieran a manifestar sin temer represalias de los «colectivos».
En las últimas semanas Capriles ha hecho especial hincapié en la importancia de incorporar a los habitantes de las barriadas populares en las protestas si se quiere salir por la vía constitucional del gobierno de Maduro.
En la marcha de este sábado, varios opositores provenían de estos sectores, constató la AFP.
«La escasez y la inflación son de los aspectos sociales más críticos, con pocas expectativas de que se puedan resolver a corto plazo», agregó la analista.