El Salvador
martes 26 de noviembre de 2024

Oposición baja la presión contra Maduro y apuesta al diálogo en Venezuela

por Redacción


El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, insistió en que el diálogo debe llevar a la salida electoral.

La oposición venezolana cedió en su ofensiva contra el gobierno, al suspender un juicio sobre la responsabilidad del presidente Nicolás Maduro en la crisis y una marcha al palacio presidencial de Miraflores, a la espera de resultados del diálogo auspiciado por el Vaticano.

El Parlamento, de mayoría opositora, decidió este martes diferir la sesión en la que iba a acusar al presidente de «abandono del cargo» por incumplir sus deberes y propiciar la «ruptura del orden constitucional», con la suspensión de un proceso de referendo revocatorio en su contra.

«Todos pagamos un costo político por sentarnos en la mesa de diálogo y así tenemos que asumirlo», aseguró el jefe de la Asamblea Nacional, Henry Ramos, desde la tribuna, al afirmar que esa decisión se enmarca en la búsqueda de una salida a la crisis.

Ramos Allup también anunció que, por pedido del Vaticano, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) canceló la marcha a Miraflores prevista para este jueves. «Creemos que es sensato acatar» para evitar «confrontación» y «contaminación» del diálogo, afirmó.

«Celebro, como resultado de la instalación de la mesa de diálogo, que la oposición haya tomado decisiones sensatas», reaccionó Maduro en su programa semanal de televisión.

La MUD se dividió frente al diálogo pues 16 de sus partidos estimaron que no estaban dadas las condiciones, el principal el fundado por el encarcelado Leopoldo López, Voluntad Popular, que aceptó la suspensión del juicio y la marcha.

Las concesiones de la oposición ocurren un día después de que fueron excarcelados cinco opositores como parte del diálogo que se inició el pasado domingo con el auspicio del Vaticano y la Unasur.

Ramos aseguró que es gestionada la liberación de más presos, salvo la de López porque no quiere «medidas sustitutivas», sino «libertad plena».

El alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, en arresto domiciliario, dijo en Twitter que el referendo, la protesta y el «juicio» a Maduro «valen más» que su libertad.

Voto de confianza al Vaticano

El jefe de la bancada opositora, Julio Borges, señaló en el hemiciclo que uno de los principales resultados que esperan del diálogo es el adelanto de las elecciones presidenciales.

Según Borges, la oposición exige además la liberación de «todos los presos políticos», que el Parlamento recupere «a plenitud» su poder y la sustitución de las autoridades electorales, a las que la MUD acusa de servir al gobierno.

Además, la MUD propuso también al Vaticano que «de manera urgente se establezcan las medidas» para solucionar el desabastecimiento de alimentos y medicinas.

«Estamos dándole el voto de confianza al Vaticano, nosotros no creemos en el gobierno. Todo nuestro esfuerzo se hace en función de que nuestro pueblo pueda votar», manifestó Borges, al presentar la propuesta de aplazamiento del juicio.

Aunque los opositores lo han calificado de «juicio político», esa figura no existe en la Constitución, por lo que no se le puede hacer a Maduro una acusación, como ocurrió en agosto contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.

«No es suficiente con diferir este punto que reconocemos como una decisión valiente. Deben renunciar a cualquier vía inconstitucional para resolver la crisis», manifestó el jefe de la bancada oficialista, Héctor Rodríguez.

El Tribunal Supremo de Justicia, acusado por la oposición de estar controlado por el gobierno, declaró al parlamento en desacato y considera nulas sus decisiones.

En ese contexto, la iniciativa legislativa en contra de Maduro tenía un valor «simbólico», según el analista Luis Vicente León.

«La hora de la salsa»

Maduro estaba citado al Parlamento para responder a las acusaciones, pero en lugar de asistir estrenó, sonriente, cantando y hasta bailando, su programa musical «La hora de la salsa» en una radioemisora de la presidencia.

«Hoy arranca la Navidad en Venezuela», celebró el mandatario socialista, quien ya había adelantado que no se prestaría «para ningún tipo de falsos juicios» y que metería presos a quienes le abrieron un proceso inexistente en la constitución.

Maduro encara una impopularidad del 76,4% y un 67,8% de los venezolanos apoya revocar su mandato, según Venebarómetro, en medio de una economía devastada, con una fuerte escasez y una inflación que el FMI calcula en 475% para este año.

Analistas dudan que el diálogo prospere porque está en juego la continuidad del chavismo, tras casi 18 años en el poder, y creen que el gobierno busca ganar tiempo, bajar la presión en la calle y la crítica internacional. «Busca alternativas para no morir en la orilla», afirmó el académico Benigno Alarcón.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, insistió en que el diálogo debe llevar a la salida electoral. Mientras, el subsecretario de Estado estadounidense para Asuntos Políticos, Thomas Shannon, quien llegó el lunes a Caracas para saludar el diálogo, se reunió con Maduro y luego con opositores.