El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio José Baez, clamó hoy por una Nicaragua libre, «sin tiranos, ni víctimas», después de que los ataques en contra de la población manifestante sigan produciéndose en diferentes puntos del país.
«¡Nicaragua mía, me duele verte herida y saqueada! Te sueño libre, sin tiranos ni víctimas, como una casa grande en la que todos y todas vivamos alegres, sin lágrimas ni sangre, en libertad y justicia social, orgullosos de ser nicaragüenses por gracia de Dios!», aseguró el prelado en sus redes sociales.
El monseñor, de 60 años y con vocación eclesiástica desde los 19, es una de las voces más críticas de la Iglesia Católica contra el Gobierno de Daniel Ortega, al que en varias ocasiones lo ha calificado como una dictadura que no respeta los derechos humanos.
De hecho, en los últimos comicios municipales, Baéz, que estudio en Roma, no participó en el proceso por considerar que no era confiable y añadió que el sistema electoral nicaragüense, que administra el Consejo Supremo Electoral (CSE), está «viciado» y cuenta «con un historial de fraude documentado, con unas autoridades que no ofrecen confianza al pueblo de Nicaragua».
El obispo nicaragüense también aprovechó sus redes sociales este domingo, donde es muy activo, para agradecer la «solidaridad» de su «hermano» José Ignacio Munilla, el obispo de San Sebastián (España) que publicó un mensaje de la biblia acompañado de una noticia en la que la población dice confiar en la iglesia.
«Gracias por su solidaridad a mi hermano, Mons. J.I. Munilla, Obispo de San Sebastián, España, desde esta Nicaragua que sufre dolores de parto por su liberación», reza el mensaje de Baéz.
Nicaragua, que hoy cumple 54 días de la crisis sociopolítica más sangrienta desde los años 80, está a la espera de que el presidente Daniel Ortega responda a una carta que los obispos le entregaron con una propuesta de «democratización» del país, ante lo cual pidió tiempo para «reflexionar».
Las protestas contra Ortega y contra su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción