Un nuevo ataque incendiario en el sur de Chile dejó al menos 11 viviendas quemadas durante la madrugada del sábado, en una zona donde existe desde hace décadas un enconado conflicto territorial entre indígenas mapuche, el Estado chileno y grandes empresas agrícolas y forestales.
El ataque se produjo en la localidad de Cañete, en la región del Biobío, 600 kilómetros al sur de Santiago, donde según medios locales se reportaron 11 viviendas siniestradas, de las cuales 9 corresponden a cabañas deshabitadas y 2 habitadas, además de 2 camionetas.
Según información preliminar, en los alrededores se registraron bloqueos de caminos, cortes de luz y se escucharon disparos al aire.
Hasta el momento ningún grupo se ha proclamado autor el ataque, al contrario que anteriores ofensivas que se atribuyeron grupos radicales indígenas pertenecientes al movimiento «autonomista» mapuche.
En esta y otras zonas de Chile existe una disputa entre el Estado, algunas empresas forestales y agrícolas pertenecientes a grandes grupos económicos y algunos colectivos indígenas que reclaman la devolución de tierras que consideran ancestrales.
En el marco de este conflicto, que se ha agravado en el último año, se han registrado numerosos disturbios, ataques a maquinaria agrícola y predios, huelgas de hambre de presos indígenas, incendios y tiroteos con víctimas mortales.
Se trata de las primeras jornadas sin que la zona se encuentre militarizada y bajo «estado de excepción», una medida que adoptó el pasado octubre el entonces mandatario Sebastián Piñera y que el actual presidente, el izquierdista Gabriel Boric, decidió levantar.
Esta misma semana, una comitiva del Gobierno liderada por el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, debió interrumpir su visita a Cañete debido a cortes en la ruta por parte de manifestantes que portaban banderas de la etnia mapuche y que impidieron su paso.
También protagonizó otro incidente hace dos semanas la ministra del Interior, Izkia Siches, cuando durante una visita a la región de La Araucanía, también en el sur, fue recibida por una ráfaga de disparos.
Esto no le impidió seguir con una nutrida agenda de reuniones con autoridades locales y víctimas de violencia para entablar «diálogo» con todas las partes afectadas por la disputa.