Un avión de EgyptAir que iba de París a El Cairo con 66 personas a bordo desapareció de los radares este jueves por una causa todavía desconocida y según una fuente griega cayó en el Mediterráneo cerca de la isla de Kárpatos.
¿Accidente o atentado? Por el momento no hay ninguna información que permita explicar la repentina desaparición del Airbus A320.
El aparato no emitió ningún mensaje de auxilio, según el ejército egipcio y la aviación civil griega, lo que sugeriría que hubo un incidente brutal y repentino.
Según una fuente de la aviación civil griega, el avión cayó frente a las costas de la isla de Kárpatos, situada entre Creta y Rodas, «cuando se hallaba en el espacio aéreo egipcio». Desapareció de los radares griegos «en torno a las 00H29 GMT (03H29 locales)», agregó.
«Por el momento no sabemos por qué desapareció el avión», declaró un portavoz de EgyptAir durante la mañana. «No se puede descartar ninguna hipótesis sobre las causas de esta desaparición», declaró por su lado el primer ministro francés, Manuel Valls.
Egipto y Grecia lanzaron operaciones de búsqueda por aire y por mar para tratar de localizar el aparato, pero hasta el momento ninguno de los dos países ha informado de que haya encontrado algún resto.
El avión llevaba 56 pasajeros a bordo, entre ellos un niño y dos bebés, siete tripulantes y tres agentes de seguridad, indicó la compañía nacional egipcia.
Por nacionalidades, había 30 egipcios, 15 franceses, dos iraquíes, un británico, un canadiense, un belga, un portugués, un argelino, un sudanés, un chadiano, un saudí y un kuwaití.
Los ministros francés y egipcio de Relaciones Exteriores, Jean-Marc Ayrault y Sameh Choukry, intercambiaron condolencias, según el ministerio egipcio, lo que permite pensar que hay muertos.
El avión despegó del aeropuerto de Roissy-Charles de Gaulle de París el miércoles a las 22H45 local (20H45 GMT) en dirección a El Cairo, donde debía aterrizar a las 03H05 (01H05 GMT).
No hubo mensajes de emergencia
Durante la mañana hubo informaciones contradictorias en El Cairo sobre el envío de un mensaje de emergencia.
El ejército finalmente dijo que no había recibido «ningún mensaje de emergencia», desmintiendo una información previa de EgyptAir.
«Si la tripulación no envió ningún mensaje de alerta, es que lo que ocurrió fue muy, muy brutal», explicó Jean-Paul Troadec, ex director de la Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA) de Francia. «Un problema técnico generalmente, un incendio, una avería de motor no produce instantáneamente el accidente, y la tripulación tiene tiempo de reaccionar. En este caso la tripulación no dijo nada, por lo que es muy probable que fuera algo brutal y se puede pensar efectivamente en un atentado», agregó en la radio Europe 1.
En el aeropuerto de El Cairo, los allegados de los pasajeros fueron trasladados a una sala apartada y la policía impedía el acceso a la prensa.
Los que salían eran asaltados por los periodistas, como una mujer en llanto que le espetó a un fotógrafo: «¿Mi hermano está muerto y tú me sacas fotos?».
«Tengo cuatro allegados en el avión, no tenemos ninguna información», dijo un hombre.
Estrecha cooperación
El presidente francés, François Hollande y su homólogo egipcio Abdel Fatah al Sisi acordaron en una conversación telefónica establecer una «estrecha cooperación» para determinar «lo más rápidamente las circunstancias de esta desaparición», indicó el Palacio del Elíseo.
Esta desaparición se produce en un contexto difícil en Egipto y un poco más de seis meses después de la explosión, el 31 de octubre, de una bomba a bordo de un avión con turistas poco después de su despegue de la localidad De Sharm el Sheij, en el sudeste de Egipto. Las 224 personas que iban a bordo murieron.
Ese atentado fue reivindicado por la rama egipcia del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que multiplica en ese país los atentados y ataques, principalmente contra las fuerzas de seguridad.
Esta situación contribuyó al derrumbe del turismo, un sector clave de la economía del país.
El pasado mes de marzo un vuelo de EgyptAir que iba de Alejandría a El Cairo fue secuestrado y desviado hacia Chipre por un hombre «psicológicamente inestable» que decía querer reunirse con su exmujer. El secuestrador se entregó después de seis horas de negociaciones sin provocar víctimas.