Una niña de 7 años y un adolescente de 15 fueron acribillados en una casa de una barriada de la Ciudad de Panamá por supuestos sicarios que presuntamente tenían como blanco a un hombre recién salido de la cárcel, dijeron este viernes a EFE fuentes oficiales.
El suceso tuvo lugar la noche del jueves, en pleno toque de queda nocturno decretado por el Gobierno debido a la pandemia del COVID-19, y dejó a otras cuatro personas heridas, de las que no hay mayor información.
«Se puede presumir que los menores de edad no eran el objetivo», dijo la fuente que pidió la reserva de su nombre, y confirmó que el reporte oficial da cuenta de una niña de 7 años de edad y otro menor de 15 años muertos.
La niña, impactada en el pecho, falleció en el lugar de los hechos, ubicado en el sector de Cerro Batea en el distrito de San Miguelito, este de la capital, una zona con altos niveles de violencia y una fuerte incidencia de casos de COVID-19.
El menor de 15 años, que fue herido en el estómago, falleció en un centro médico al que fue llevado de urgencia. Se presume que a ambos los unían lazos familiares.
El ataque se dio cerca de la medianoche de este jueves, cuando un grupo de desconocidos, encapuchados y con armas en mano, entraron a una casa en la que al parecer celebraban la reciente salida de una persona de un centro penitenciario, según versiones de la prensa local.
Los informes preliminares de las autoridades indican que «se supone que (los atacantes) iban por otra persona dentro de la casa. De hecho, cuando se da el suceso (la persona) había salido el día anterior de (la cárcel) La Joya», dijo el informante.
Añadió que «hasta ahora hay 3 personas identificadas» y son buscadas por la Policía, y que la sección de Homicidios del Ministerio Público de San Miguelito ya dio inicio a la investigaciones del caso.
En Panamá los niveles de violencia y de crímenes atroces se han incrementado durante la pandemia, pese al confinamiento impuesto para contener la propagación del virus y de una ley seca o prohibición de venta y distribución de bebidas alcohólicas, que estuvo vigente hasta hace poco, para prevenir actos violentos.
Las autoridades atribuyen estos hechos violentos en gran medida al crimen organizado y el narcotráfico, y también a rivalidades entre grupos y bandas de pandilleros.