Los nicaragüenses acudieron este domingo a las urnas en un ambiente de calma y baja participación, en unas elecciones polémicas por la ausencia de observadores internacionales y el abrumador dominio del presidente Daniel Ortega, quien aspira a ganar su tercer mandato consecutivo.
Las urnas cerraron a las 18H00 locales (24H00 GMT), como estaba previsto, pero las votaciones continuaron en algunas mesas donde aún había afluencia de electores, anunció Ortega.
El mandatario afirmó que el proceso electoral fue «inédito» debido al bajo nivel de confrontación, porque «no nos lanzamos mensajes de odio ni nos tocamos tambores de guerra».
No obstante, la oposición estimó que hubo una abstención «masiva» aún en lugares donde es tradicional la influencia del partido de Ortega, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
«Es evidente en todo el país que el abstencionismo ha sido masivo. Nosotros hemos calculado del 70% al 80% de abstención» de acuerdo con informes preliminares, afirmó la dirigente del opositor Frente Amplio por la Democracia (FAD) Violeta Granera, en rueda de prensa en Managua.
La oposición, que quedó fuera de la contienda por fallos judiciales atribuidos a una maniobra del gobernante, hizo un llamado a la abstención a efecto de justificar una nueva convocatoria a elecciones con transparencia.
«He recorrido en León (oeste) muchos centros de votación y la (ausencia) de gente confirma que (la) abstención es altísima. Ya no hay forma de inventar votos en la farsa», dijo el exdiputado opositor Carlos Langrand.
El presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE), Roberto Rivas, aseguró en cambio que «hay mucha gente concurriendo a ejercer su voto» en diferentes puntos del país y anunció que el reporte de resultados estará entre las 21H00 y 21H30 locales (03H00 a 03H30 GMT).
Imágenes de televisión desde el Caribe y las comunidades por donde pasará el proyecto de canal interoceánico mostraron escasa presencia de votantes en las mesas electorales.
En Nueva Guinea, una de esas comunidades ubicadas el este de Managua, fue quemado por desconocidos un centro de votación con toda la documentación electoral, reportaron medios de prensa, aunque el dato no ha sido confirmado oficialmente.
Esposa y compañera de fórmula
Los comicios han estado dominados por Ortega, quien cumplirá 71 años el 11 de noviembre y disfruta de una amplia ventaja: según las últimas encuestas, cuenta con el 69,8% de los votos, bajo la bandera del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), muy por encima de los cinco candidatos de pequeños partidos derechistas.
El mandatario lleva a su esposa y mano derecha Rosario Murillo como compañera de fórmula en la candidatura a la vicepresidencia.
Militante sandinista desde la década de 1970 y madre de diez hijos, dos adoptados, esta excéntrica poetisa de 65 años conocida por su estilo autoritario es adorada por los simpatizantes de Ortega y apodada «bruja» por los opositores.
«Durante los últimos 10 años, la señora Murillo ha asumido en muchas ocasiones las funciones de jefe de Estado», dijo a la AFP por correo electrónico Verónica Rueda Estrada, una experta en Nicaragua de la Universidad de Quintana Roo de México.
La oposición califica la elección como una «farsa», y busca impedir que Ortega, quien controla todo el aparato estatal, instaure una nueva dinastía en el país similar a los Somoza, familia que rigió los destinos de Nicaragua entre 1934 y 1979.
El Consejo Nacional de Universidades (CNU), uno de los organismos locales que fue acreditado para observar la elección, destacó la tranquilidad y orden en que se desarrolló el proceso, según su presidente Telémaco Talavera.
El jefe del ejército, general Julio Avilés y la directora de la policía, Aminta Granera coincidieron en que en todo el país hay tranquilidad.
Los nicaragüenses elegían presidente y vicepresidente, 90 diputados de la Asamblea Nacional y otros 20 del Parlamento Centroamericano.
Préstamos en peligro
En la última década, Ortega acumuló un enorme poder político y económico gracias a la conducción de su partido, una alianza con el sector empresarial y el apoyo de Venezuela.
Según datos oficiales, entre 2007 y el primer semestre de 2016, Nicaragua recibió casi 4,800 millones de dólares en préstamos blandos e inversiones de Venezuela, que fueron manejados fuera del presupuesto y sin fiscalización.
La mayor parte fue invertida en proyectos de energía, desarrollo del comercio, grupos empresariales, agricultura, construcción de viviendas y programas sociales que permitieron reducir la pobreza de 42.5% a 29,6% entre 2009 y 2014.
Pero la crisis política y los bajos precios del petróleo afectaron la cooperación y el comercio con Venezuela, que hasta 2015 era el segundo socio en importancia de Nicaragua después de Estados Unidos.
No obstante, el analista Cirilo Otero, profesor de sociología de la Universidad Centroamericana, consideró que el gobierno se ha preparado para sobrevivir sin Venezuela buscando petróleo en otros mercados como el estadounidense.