Los católicos nicaragüenses celebraron hoy el Miércoles de Ceniza que establece el inicio del tiempo de Cuaresma con tres obispos y decenas de sacerdotes en el exilio, en medio de roces con el Gobierno que preside Daniel Ortega en Nicaragua.
Los católicos acudieron a los templos en los 153 municipios de Nicaragua para recibir la marca de la cruz en la frente, máximo símbolo del inicio del tiempo litúrgico de la Cuaresma.
El cardenal nicaragüense y arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes, presidió la misa en la Catedral Metropolitana sin hacer mención a los obispos y sacerdotes que han sido desterrados, expulsados o impedidos de ingresar a su país, incluido 10 curas que pertenecían a su Arquidiócesis.
Hoy es «un día hermoso para toda la Iglesia, de manera especial para todos nosotros cuando iniciamos el tiempo de Cuaresma», declaró Brenes al iniciar la homilía.
El cardenal nicaragüense indicó que el inicio de la Cuaresma son «40 días, un camino que haremos junto a Jesús en el desierto pidiéndole su gracia para que nos dejemos transformar por la palabra de Dios y por la compañía del espíritu santo».
El también arzobispo de la Arquidiócesis de Managua instó a los fieles católicos a orar, ayunar y hacer buenas obras durante los 40 días que dura la Cuaresma.
El jerarca, que la próxima semana cumplirá 10 de haber sido nombrado cardenal de la Iglesia Católica por el papa Francisco, también llamó a los feligreses a buscar una auténtica conversión del corazón e hizo énfasis en el ayuno, la oración y la caridad.
Para el cristianismo, la Cuaresma representa los 40 días que Jesucristo pasó en el desierto, practicando ayuno y abstinencia, antes de dedicarse al evangelio.
Para los creyentes católicos -que representan el 58,5 % de los 6,7 millones de habitantes de Nicaragua, según los datos oficiales-, se trata de un momento de conversión y preparación, para elevar la fe.
Según la oenegé Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos (Raza e Igualdad), el Gobierno de Daniel Ortega ha desterrado, expulsado o impedido de ingresar al país a 170 sacerdotes -entre ellos tres obispos de la Conferencia Episcopal- así como a 76 monjas
Entre esos religiosos se encuentran 12 sacerdotes que el Ejecutivo excarceló y posteriormente desterró al Vaticano en octubre de 2023, y los 19 sacerdotes y seminaristas excarcelados y desterrados en enero de 2024.
El 14 de enero pasado, el Gobierno de Nicaragua informó que acordó con la Santa Sede el «envío» al Vaticano de los obispos nicaragüenses encarcelados Rolando Álvarez e Isidoro Mora, de 15 sacerdotes y dos seminaristas a los que tenía privados de libertad.
Álvarez y Mora se sumaron al obispo auxiliar de Managua, desnacionalizado y exiliado, Silvio Báez, a quien el papa Francisco ordenó dejar Nicaragua en 2019 por razones de seguridad, como los tres jerarcas de la Conferencia Episcopal impedidos de regresar a su país.
Las relaciones del Gobierno del presidente Ortega y la Iglesia católica viven momentos de gran tensión, caracterizadas por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas y la suspensión de las relaciones diplomáticas entre ambas partes.