Una pareja de la provincia argentina de Santa Fe decidió llamar a su hijo «Lucifer», nombre que en la tradición cristiana representa al ángel caído, ejemplo de belleza y sabiduría a quien la soberbia condujo a los infiernos y se transformó en Satanás.
Este nombre, al que muchos temen en el mundo, provocó de inmediato un debate sobre la autorización de nombres extraños.
El 1 de agosto del presente año, el nuevo Código Civil de Argentina aprobó mayor libertad para la elección de nombres. Esto incentivó a una gran cantidad de padres de Santa Fe a inscribir a sus hijos con nombres polémicos y poco comunes.
El singular nombre de Lucifer fue aceptado por el registrador de Santa Fe, ya que el nuevo Código Civil establece que la selección de nombre y de apellido es un derecho y a la vez un deber que tiene toda persona.