Miles de guatemaltecos abarrotaron este sábado la plaza central de la capital bajo la lluvia para exigir la renuncia del presidente Otto Pérez y poner fin a la corrupción, tras un escándalo por defraudación fiscal en aduanas.
Con pitos, tambores y carteles donde tildaban de «corruptos» a los funcionarios, los manifestantes de forma pacífica demandaron reformas al Estado para combatir y frenar la opacidad en las millonarias contrataciones del gobierno.
El escándalo sobre la existencia de una red dedicada a defraudar el fisco desde las aduanas estalló el pasado 16 de abril, cuando la Fiscalía y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), un ente avalado por la ONU para sanear el sistema judicial, revelaron una investigación que duró unos ocho meses.
La investigación determinó que el supuesto líder de la banda era Juan Carlos Monzón, secretario privado de la exvicepresidenta Roxana Baldetti, quien renunció el pasado 8 de mayo por la presión y las críticas recibidas. El jueves fue elegido el sustituto de la alta funcionaria, el magistrado Alejandro Maldonado.
Monzón se encuentra en fuga mientras otros exfuncionarios públicos están detenidos por el caso.
Los manifestantes sostienen que tanto la exvicepresidenta Baldetti como Pérez tenían que conocer la existencia de la red de corrupción.
La consigna de esta marcha fue «Renuncia ya fase2» y fue convocada por redes sociales por unas 20 organizaciones sociales y varias universidades privadas y la estatal Universidad de San Carlos (USAC).
Previo a la marcha, que se inició bajo una fuerte lluvia que luego mermó, decenas de cristianos oraron en la misma plaza «por Guatemala» y para que la manifestación se realizara sin incidentes.
«Cansados de la corrupción»
Entre los carteles destacaba uno con la frase «Guatemala no tiene miedo, el pueblo gigante ha despertado».
«La idea de la marcha pacífica es que caigan todos los corruptos ante la justicia. Las manifestaciones continuarán hasta que renuncie el presidente», dijo a la AFP Martín, un estudiante de Humanidades de la USAC, quien se cubría el rostro con un pañuelo negro.
«Estamos cansados de tanta corrupción en el país, y no vamos a descansar hasta que nos escuchen. Ya no vamos a callar la voz», sentenció.
«En mi existencia nunca había visto algo como esta marcha, ya era demasiado lo que estábamos aguantando a esta clase política y ladrona, que también integran empresarios», comentó indignada a la AFP la sexagenaria Norma Maldonado, quien portaba un cartel con el lema «Ya no más robos».
Para la joven Isabel Morales, la «gota que rebalsó el vaso de agua» fue el escándalo de las aduanas. «El área rural del país está espantosa por las condiciones de pobreza y en la capital nos inundamos de violencia», comentó.
«Ya aguantamos demasiado, ahora tenemos que hacer algo para frenar esta galopante corrupción y todos nos tenemos que unir por esta misma causa», puntualizó Morales.
Paralelo a la marcha en capital, en la que según los organizadores habrían participado unas 40.000 personas, se produjeron manifestaciones en ciudades de 13 de los 22 departamentos del país, de acuerdo a reportes de prensa.