Migrantes de Guatemala, Honduras, Haití, El Salvador, Colombia, Venezuela, Perú, India, Grecia y de la comunidad musulmana se reunieron en la Feria Internacional Gastronómica en Tijuana, en la frontera de México con California, para reivindicar sus derechos a través de la comida.
Enrique Lucero Vázquez, director municipal de Atención al Migrante, compartió en entrevista que la ciudad está acostumbrada a imágenes de campamentos, de caravanas, de albergues desbordados y deportaciones, por lo que la feria busca “mostrar el éxito de la comunidad migrante en Tijuana y lo que aportan».
“Porque ellos también generan empleos, pagan impuestos y además le dan esa diversidad gastronómica y cultura a la ciudad y, al final de cuentas, ellos se convierten en los mejores embajadores de sus países», comentó.
ROMPER BARRERAS
Para Javier Prada, originario de Costa Rica, el ofrecer su comida en otro país significa “romper barreras en la gastronomía, porque la tradición culinaria de México es totalmente distinta a la de Centroamérica».
Prada y su esposa llevan cuatro años con un «foodtruck», camión de comida, en el que ofrecen platillos de su país, pero también de Nicaragua y El Salvador.
La gente los busca “porque les gusta nuestra comida y hemos hecho buena conexión con algunos de los platillos que ofrecemos», afirmó.
Marsellesa Olivia, de Venezuela, expuso también a Efe que algo “chévere” (bueno) de tener su puesto de comida “poder reunirnos todos, porque nos entendemos todos en la manera que somos, aunque seamos de distintos estados».
“Cuando estamos fuera de nuestro país extrañamos nuestra comida y como comenzamos a ver que cada vez llegaban más paisanos, comenzamos a hacer las empanadas, que es el desayuno típico venezolano. Nos sorprende que cada vez son más paisanos los que nos buscan y cómo un paisano le dice a otro y así se corre la voz”, relató.
Ante esta realidad, Lucero Vázquez, el funcionario municipal, agregó que con esta primera Feria Internacional Gastronómica pensaron también en la idea de un padrón de emprendedores migrantes, para que el municipio de Tijuana los acompañe en sus negocios.
“La mayoría son pequeñas fonditas con pocos años en el negocio, algunos tuvieron que cerrar por la pandemia y el Municipio quiere darles este acompañamiento en todo lo que sea necesario para que sigan teniendo éxito y se consoliden ya como un restaurante en la ciudad», concluyó.