Migrantes en Ciudad Juárez, en la frontera de México con Estados Unidos, esperan las mejoras prometidas por la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, quien esta semana anunció que reemplazará al titular del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño, implicado en el incendio que mató a 40 extranjeros en dicha urbe en 2023.
Indocumentados expresaron este sábado a EFE que su principal reclamo es que haya seguridad desde que transitan en el límite sur de México, donde el primer día del mandato de Sheinbaum, el 1 de octubre, militares mataron a seis migrantes de Egipto, El Salvador y Perú.
«Más que todo me gustaría que ayudaran con un poquito más de seguridad para poder subir desde la frontera de Tapachula hasta aquí, hasta el punto fronterizo de México para poder estar esperando la cita y poder llegar a los Estados Unidos, que es nuestro destino», comentó a EFE el hondureño Fabián Rodríguez.
Tras años de incertidumbre y dificultades bajo el mandato de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), los migrantes, en su mayoría provenientes de Centroamérica, esperan que la nueva Administración, en marcha desde el 1 de octubre, traiga un enfoque más humanitario y soluciones efectivas para su situación.
¿Un cambio en la política?
La detención diaria de migrantes en la frontera de Estados Unidos con México cayó un 66 % de diciembre a septiembre, según el Gobierno mexicano, pero la migración irregular a través de México se elevó un 193 % interanual en la primera mitad del año hasta superar las 712.000 personas, según la Unidad de Política Migratoria.
Sheinbaum anunció el martes que el actual gobernador de Puebla, Sergio Salomón, sustituirá en diciembre a Garduño, quien afronta un proceso penal por el incendio que mató a 40 migrantes en una estación del INM en Ciudad Juárez en marzo 2023, con la promesa de una «mejora del instituto».
«Hay una estrategia integral que hizo el presidente López Obrador para el tema de migración, pero todavía hay temas pendientes importantes en el instituto», aseveró.
Desde Ciudad Juárez, uno de los epicentros de la crisis, el hondureño Ángel Landino pidió al nuevo Gobierno que «den un poco de ayuda, un poco también de comprensión porque hay personas que a veces vienen solas, o vienen familias, vienen niños, vienen sufriendo también los niños».
«Este es un camino difícil, un camino difícil para llegar a alguna frontera, cualquier frontera. Entonces lo que más sería es un trato bien, que nos trataran bien y que ayudaran bastante a las personas que vienen en camino», manifestó.
En las inmediaciones del río Bravo, que divide a México de Estados Unidos, y en los albergues abarrotados, los migrantes manifiestan su deseo de que el Gobierno de Sheinbaum facilite los trámites de asilo y ofrezca mayor protección a quienes buscan cruzar hacia Estados Unidos.
También un trato más digno de las autoridades, después de que el Gobierno de López Obrador desplegó a 36.000 elementos de las Fuerzas Armadas para tareas migratorias.
“Para los migrantes, sería pedirles que se capacitara el personal de Migración, el personal de la Guardia Nacional, de los soldados, sobre todo para tener un poquito más de humanidad con la comunidad migrante, y también con los mexicanos», exhortó Ismael Martínez, director del albergue para migrantes ‘Pan de vida’.
En tanto, muchos permanecen en condiciones precarias mientras esperan una respuesta del sistema migratorio de Estados Unidos, que el 5 de noviembre tiene elecciones presidenciales.
Además, hay escepticismo sobre si Sheinbaum realmente podrá ofrecer soluciones inmediatas, pues los albergues en Ciudad Juárez continúan operando al 50 % de su capacidad, mientras activistas locales exigen más recursos y una coordinación más efectiva entre ambos países para atender la crisis.