En América Latina han muerto más de 42.000 personas producto de desastres naturales en los últimos 22 años, aunque los mayores daños los causan eventos de poca intensidad que aumentarán en el futuro, asegura un informe de la ONU divulgado el jueves.
En América Latina hay «más de 83 mil registros de desastres de diversas magnitudes (…) Estos registros acumulan un total de 42 mil personas fallecidas», asegura el informe de la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR), cuya sede regional está en Panamá.
Según ese mismo documento, que analiza la situación de 16 países de la región entre 1990 y 2011, en ese período 121 millones de personas resultaron afectadas y más de 1 millón de viviendas destruidas y 5,9 millones dañadas.
El huracán Mitch (1998) es, con 5.692 muertos en Honduras y El Salvador, el evento climático más devastador, seguido del deslizamiento en Posoltega (Nicaragua, 1998) con 2,000 muertos y el sismo en el eje cafetero de Colombia (1999) con 1.165 fallecidos, según datos de la ONU.
El estudio no registra el devastador terremoto ocurrido en Haití en 2010, donde decenas de miles de personas perdieron la vida.
Desastres pequeños con graves repercusiones
Sin embargo, las Naciones Unidas advierten que la mayoría de los desastres naturales son pequeños y menos llamativos para los medios de comunicación, pero son los que afectan al mayor número de personas (90% de afectados y 50% de muertes), y los mayores destrozos materiales (86% de viviendas dañadas y 37% de las casas destruidas), asegura el informe.
«Estamos viendo solamente un pedazo del pastel, una punta del iceberg» porque «se está dejando de lado todos los pequeños y medianos desastres que ocurren con mucha frecuencia e impacto relativamente modesto», dijo a la AFP Ricardo Mena, Jefe de la Oficina para América Latina de UNISDR.
Sin embargo, la suma de las afectaciones de esos pequeños desastres naturales «significa inclusive más impacto que el que generan los otros grandes desastres», añadió Mena.
Según la ONU, la mayoría de daños en la región se deben a fenómenos hidrometeorológicos como huracanes, lluvias y tormentas, que generan inundaciones y deslizamientos de tierras, fenómenos climáticos extremos que aumentarán y tendrán una mayor intensidad producto del cambio climático.
Niveles de precipitaciones nunca antes vistas en El Salvador, en la serranía de Río de Janeiro (Brasil) o en La Plata (Argentina) ocurridas en los últimos tiempos han encendido las alarmas en el organismo internacional.
La ONU pide una mayor prevención
«Esto empieza a preocupar mucho y empieza a hacer eco de lo que han dicho los expertos, que ya nos anticipan que en los próximos 50 años vamos a ver una mayor ocurrencia de este tipo de fenómenos y una mayor intensidad» de eventos climáticos «adversos», manifestó Mena.
La cantidad de personas afectadas y de viviendas dañadas por cada 100.000 habitantes muestran un incremento promedio de 300% y 600% respectivamente, entre 1990 y 2011, producto de estos fenómenos.
Según la ONU, el uso inadecuado de zonas naturalmente inundables o sujetas a deslizamientos «podría estar incrementando» las tendencias a sufrir desastres, por lo que advierte de la necesidad de que las políticas para reducir riesgos se convierta en una prioridad para los gobiernos.
«En muchos casos desafortunadamente esos procesos de ordenamiento del territorio no han sido incluyentes en términos de considerar la variable de amenazas naturales y se ha permitido el asentamiento de personas en zonas altamente peligrosas» por un «mal entendido proceso de desarrollo», dijo Mena.
El informe de la ONU incluye a Bolivia, Chile, Costa Rica, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.