El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, preso por corrupción desde el pasado 7 de abril, reafirmó este martes en una carta su candidatura para las elecciones de octubre, en un Primero de Mayo triste para Brasil, pero con esperanza.
«Ahora Brasil va mal», escribió el exmandatario en la misiva firmada en la ciudad Curitiba, donde cumple una pena de 12 años y 1 mes de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero.
El antiguo dirigente sindical subrayó que vive con tristeza un momento «donde la democracia está incompleta, con un presidente que no fue elegido por el pueblo en el poder», en referencia a Michel Temer, que ascendió al poder a mediados de 2016 tras la destitución de Dilma Rousseff.
Destacó que «el desempleo crece y que el país sufrió con la reforma del Gobierno de Temer, el más duro golpe en los derechos conquistados por los trabajadores a lo largo del siglo XX», recogió en la carta, con un marcado tono electoral.
A pesar de estar preso, Lula, que encabeza todos los sondeos de opinión de cara a las elecciones de octubre, pretende aún presentarse a esos comicios, aunque su candidatura está en el aire ya que las leyes brasileñas no permiten a condenados en segunda instancia, como en su caso, presentarse a cargos electivos.
En este sentido, indicó que la sabiduría popular se revela en los sondeos demoscópicos, que él mismo lidera, y que en ellos «el pueblo muestra que sabe cuál es el camino para tener un Brasil mejor, con más inclusión social, democracia y felicidad».
«Sabemos que ese Brasil es posible. Más que eso, ya vivimos en ese Brasil hace muy poco tiempo», en alusión a los trece años de Gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT), primero con él entre 2003 y 2010, y después con Rousseff (2011-2016).
«¡Por eso hay esperanza! La esperanza que retomamos en este 1º de Mayo unificado no es apenas un deseo, es algo que buscamos en nuestra lucha democrática todos los días. Ella nos fortalece para superar el triste momento presente y para construir un futuro de paz y prosperidad», completó.
Las siete mayores centrales sindicales de Brasil se concentraron en Curitiba con motivo del Día Internacional del Trabajador para pedir, como principal reivindicación, la libertad de Lula, en una cita a la que se unieron partidos y movimientos sociales vinculados con la izquierda.
Lula, que acumula siete procesos penales con la Justicia, la mayoría por sospechas de corrupción, fue condenado por supuestamente recibir, en concepto de soborno, un apartamento de tres plantas en el litoral de Sao Paulo de parte de OAS, una de las constructoras implicadas en los desvíos en la petrolera estatal Petrobras.