La rebelión golpeó por primera vez este sábado el centro de Qardaha (noroeste), la ciudad natal de Bashar Al Asad, con un atentado con coche bomba que dejó cuatro muertos, según la televisión estatal.
«Cuatro ciudadanos murieron y otros fueron heridos en un atentado terrorista con coche bomba en el aparcamiento del hospital de Qardaha», indicó la cadena. El término «terrorista» es el empleado por el régimen para designar a los rebeldes.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una explosión mató a «dos soldados, una enfermera y un empleado del hospital».
Los alrededores de Qardaha han sido atacados recientemente por varios cohetes lanzados por los rebeldes desde la provincia de Lataquia (noroeste), pero es la primera vez que un atentado se produce en el centro de la ciudad.
En Qardaha nació el expresidente sirio Hafez Al Asad, padre del actual jefe de Estado, y allí está enterrado.
El clan Asad ha dirigido Siria con mano de hierro durante más de cuatro décadas. Después de las revueltas populares que comenzaron en 2011, Siria vive sumida en una guerra civil, que ha dejado más de 210.000 muertos y cerca de 10 millones, la mitad de la población, desplazados o refugiados.
El martes, las fuerzas progubernamentales sirias «ejecutaron» al menos a 48 rebeldes y familiares suyos, entre ellos diez niños, durante una ofensiva en la provincia de Alepo (norte), según informó el sábado el OSDH, calificándolo de «masacre».
Entre los civiles figuran diez niños y cinco mujeres, según la ONG, que precisa que las víctimas eran de seis familias distintas.
La mayoría de ellos fueron ejecutados cuando estaban en sus casas. «Los soldados y los milicianos prorrégimen sabían exactamente donde vivían gracias a los informadores que los acompañaban», dijo el director del OSDH, Abdel Rahman.