Los nicaragüenses reviven las viejas costumbres de los años 60 y 70 con la puesta en marcha de autocines, una antigua forma de entretenimiento y ahora una alternativa para modificar hábitos y buscar maneras de adaptarse a la «nueva normalidad» ante las restricciones originadas por la pandemia.
Desde la depresión económica de los años 80 del siglo pasado, cuando se libraba una guerra civil que dejó decenas de miles de muertos y tuvieron que cerrar la mayoría de cines y autocinemas, Nicaragua no tenía esta antigua forma de deleite cinematográfico que ha venido a despertar la moda de antaño en el país centroamericano.
«Al momento que surge esta pandemia nos vimos en la necesidad de evolucionar y buscar nuevas alternativas, nuevas ideas que nos permitieran seguir funcionando y operando como empresa», explicó a Efe el empresario de salas de cines Tobías Jiménez.
Mientras las salas de cine en Nicaragua permanecen cerradas desde marzo pasado, el autocine La Fe, ubicado en el estacionamiento de un centro comercial en la salida sur de la capital Managua, ha recibido desde su apertura, en mayo pasado, a cientos de cinéfilos que dentro de sus vehículos disfrutan de las proyecciones.
APENAS CONTACTO CON CINÉFILOS
Este autocine, en la que apenas hay contacto entre los clientes y trabajadores, cuenta con capacidad para 35 vehículos, mientras que el segundo local, en el Autocine Plaza Natura, a pocos kilómetros de distancia del primero, tiene espacio para 60 automotores.
Los dos autocines ofrecen de jueves a domingo dos funciones nocturnas, proyectando filmes como «Proyecto Géminis», «Sonic», «Misión Imposible. Repercusión», y hasta la saga de «Cincuenta Sombras de Gray», entre otros.
«Estamos queriendo hacer una cartelera diversa. Tenemos también entre películas variadas, estrenos y también ponemos clásicos», dijo el empresario, que destacó la aceptación que están teniendo.
Con una pantalla de 50 metros cuadrados y el sonido transmitido a una frecuencia accesible desde la radio de los vehículos, o a través de parlantes desde el exterior, los espectadores pueden disfrutar en familia del entretenimiento fuera del hogar.
«Cumplimos con todas las normas de higiene y seguridad en el momento, y es una opción bastante familiar. Le ha encantado a la gente», sostuvo Jiménez.
EVADIENDO LA PANDEMIA
En cuanto a la atención, un trabajador portando mascarilla, lleva hasta la puerta del vehículo un menú en el que el cliente tiene la opción de escoger entre variados platillos y bebidas que luego serán servidas hasta el mismo sitio.
Los asistentes también tienen la opción de llevar sus alimentos y bebidas sin ningún costo adicional.
El precio de la entrada a los autocinemas es de 5,6 dólares por vehículo para dos personas, mientras que niños menores de 10 años ingresan gratis.
Los autocines fueron populares en Nicaragua a finales de los años 60 y comienzos de los años 70 del siglo pasado, siendo el autocinema Gando, uno de los más famosos en la capital.
Nicaragua es uno de los primeros países de Centroamérica en reabrir un autocinema como alternativa de entretenimiento en medio de la pandemia.
Tanto el Autocinema La Fe y Plaza Natura tienen derechos pagados a grandes productoras cinematográficas para reproducir sus filmes.
Mientras grandes empresas rescatan esta opción de disfrute de la pantalla grande al aire libre, también pequeños emprendimientos han destinado espacios similares, como la Villa Food Park, situado en una zona de alta plusvalía en las afueras de Managua.
Los locales de los autocinemas también son utilizados para realizar eventos privados, como una reciente graduación de estudiantes de un colegio francés en Managua en la que proyectaron vídeos emotivos desde la infancia hasta la adolescencia.E