Al menos dos turistas mexicanos murieron y cinco más resultaron heridos este domingo en el oeste de Egipto, después que las fuerzas de seguridad egipcias atacaran sus vehículos por error durante una ofensiva contra yihadistas «en una zona no autorizada a turistas».
«Las fuerzas conjuntas de la policía y del ejército, que perseguían a terroristas en Wahat, en el desierto occidental, abrieron fuego por error contra cuatro ‘pick up’ que transportaban turistas mexicanos» en una «zona no autorizada a turistas», indicó el ministerio del Interior en un comunicado.
El desierto del oeste egipcio, muy apreciado por los turistas, es uno de los bastiones de grupos yihadistas, que cometen a menudo numerosos atentados contra las fuerzas del orden en todo el país.
La cancillería mexicana, que confirmó el incidente ocurrido «en circunstancias todavía no aclaradas», indicó en un comunicado que se tenía «confirmado el fallecimiento de dos nacionales mexicanos», si bien continuaba el proceso de «identificar y confirmar los nombres de los acaecidos».
El Cairo había informado previamente que doce personas murieron y 10 resultaron heridas, entre mexicanos y egipcios, pero sin precisar el número de víctimas de cada nacionalidad.
El embajador de México en Egipto y personal consular se desplazaron al Hospital Dar-el-Fouad, ubicado en un suburbio al oeste de El Cairo, para dar atención a cinco mexicanos heridos en el ataque, cuyo estado médico se reporta como «estable», señaló la cancillería mexicana.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, condenó estos hechos y exigió «al gobierno de Egipto una exhaustiva investigación de lo ocurrido», según escribió en su cuenta de la red social Twitter.
Por el momento, se desconoce si los vehículos fueron alcanzados por disparos de armas automáticas, de artillería o por bombardeos aéreos.
La cancillería mexicana convocó el lunes una conferencia de prensa.
Extenso desierto
El vasto desierto occidental se extiende desde la periferia de El Cairo hasta la frontera libia. Por el momento, es imposible localizar exactamente el lugar del drama, ya que varios lugares se denominan Wahat en este inmenso desierto.
Durante la tarde, el grupo Estado Islámico en Egipto había afirmado en un comunicado que «había resistido [el domingo] una operación del ejército en el desierto occidental» y «obligado a huir a miembros del ejército», sin dar más detalles.
Tanto las filiales egipcias del EI -el Estado Islámico en Egipto y Provincia del Sinaí- como el resto de grupos yihadistas reivindican a menudo ataques contra las fuerzas del orden, especialmente en la península desértica del Sinaí (este), donde tienen su principal feudo.
Tras derrocar al presidente islamista Mohamed Mursi en julio de 2013, su sucesor al frente del país, el presidente Abdel Fatah al Sisi, lanzó una sangrienta represión contra sus partidarios.
Centenares de policías y soldados han muerto desde hace más de dos años en los atentados de los yihadistas, quienes aseguraban en un primer momento actuar en represalia a la implacable represión.
Desde julio de 2013, las fuerzas de seguridad han matado a más de 1.400 manifestantes pro Mursi, entre ellos miembros de su cofradía de los Hermanos Musulmanes, y han detenido a otros 15,000.
Cientos de los detenidos, entre ellos el propio Mursi, han sido condenados a muerte en expeditivos procesos de masa, que Naciones Unidas calificó como juicios «sin precedentes en la Historia reciente» del mundo.
Aunque principalmente atacan a la policía y al ejército, algunos grupos vinculados al EI han empezado a atacar a occidentales con el objetivo, según los expertos, de perjudicar los ingresos del Estado, al hacer huir a los turistas y a los inversores extranjeros del país de los faraones.
Unos 10 millones de turistas visitaron en 2014 Egipto, frente a los casi 15 millones que lo hicieron en 2010.
Los yihadistas perpetraron el 11 de julio un atentado con coche bomba contra el consulado de Italia en El Cairo, matando a su paso a un transeúnte.
Y, en una zona del desierto occidental próxima a la capital egipcia, una filial del grupo Estado Islámico decapitó el 13 de agosto a un joven croata, que trabajaba para una compañía francesa, un año después de matar a un estadounidense en esta zona.