Los 47 miembros de este organismo de la ONU, reunidos en una sesión extraordinaria en Ginebra, adoptaron una resolución en este sentido pedida por Bagdad.
«Nos encontramos frente a un monstruo terrorista», declaró el ministro iraquí de Derechos Humanos, Mohamed Shia al Sudani, para quien «los actos del EI constituyen una amenaza no sólo para Irak sino para toda la región y para el mundo».
«Los informes que recibimos revelan actos inhumanos a un nivel inimaginable», afirmó por su parte Flavia Pansiera, la Alta Comisionada adjunta de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en referencia a los asesinatos selectivos, conversiones forzadas, secuestros, esclavitud, tortura y persecución sistemática por razones religiosas y étnicas.
Desde el 9 de junio, insurgentes sunitas encabezados por los yihadistas del EI se apoderaron de amplios territorios en Irak, donde obligaron a cientos de miles de habitantes a abandonar sus hogares. La violencia en Irak provocó más de 1,8 millones de desplazados en 2014.
Según Naciones Unidas, que denuncia crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y «limpieza étnica y religiosa», las minorías cristiana, yazidí, shabak y turcomana, entre otras, figuran entre las que están «directamente afectadas».
En este contexto, «diversos grupos llevan a cabo intencionalmente acciones contrarias a los derechos humanos e internacionales por motivos étnicos y religiosos. Es un crimen contra la humanidad», concluyó Pansieri, quien denunció también las ejecuciones perpetradas por las fuerzas de seguridad iraquíes y las milicias antiyihadistas.
Por su parte, la ONG UN Watch lamentó que los investigadores no tendrán como misión investigar los crímenes del gobierno iraquí.