La brecha salarial, la diferencia de sueldos por un mismo trabajo, la padecen muchos trabajadores en España, en especial si son extranjeros y, sobre todo, latinoamericanos.
Mismo trabajo, mismo sueldo, sería lo justo, pero los latinoamericanos ganan de media casi un 37 por ciento menos que el resto, el equivalente a unos 10.786 dólares menos de salario al año, según datos del Instituto Nacional de Estadística en España.
En el otro extremo, a los trabajadores llegados de países de la Unión Europea esta discriminación les afecta en menor medida, pues cobran de media un 16,6 por ciento menos, unos 4.886 dólares menos.
Los más vulnerables
Ana María Corral, responsable de Migraciones en el sindicato Unión General de Trabajadores (UGT), explica a Efe que una de las razones de esta brecha salarial es que los latinoamericanos ocupan muchos de los trabajos que tienen menores salarios en España, incluso después de haber adquirido la doble nacionalidad.
Lograr la nacionalidad española no suele traducirse en mejoras laborales, pues siguen concentrados en trabajos como el servicio doméstico o la hostelería donde cobran menos, sobre todo si son mujeres, y donde representan en España más de un tercio de los trabajadores de esas ocupaciones, advierte.
“Los más vulnerables”, además, son quienes más recientemente han llegado al país, en especial desde Venezuela, Colombia, Honduras y Nicaragua.
Con el añadido de que en casos como Venezuela y Colombia muchos son solicitantes de asilo o refugio, que tienen más dificultades aún, pues no pueden trabajar hasta seis meses después de su solicitud, quienes podrían contratarles temen que se la denieguen y no se arriesgan a contratarlos.
Para luchar contra estas discriminaciones, añade la responsable de Migraciones en UGT, es necesaria una conciencia social contra la economía sumergida en España, que sufren muchos migrantes en empleos como el servicio doméstico.
Corral alerta de que en los últimos meses han aumentado las noticias de explotación laboral de extranjeros e incluso de trata de personas, por lo que el sindicato aboga por reformas legales con mayores sanciones contra estas lacras y que la sociedad vea que de verdad se castigan.
Además de políticas que eviten que el lugar de origen condicione el salario: muchos latinoamericanos que hacen trabajos mal pagados en España eran doctores o ingenieros en sus países de origen, sobre todo ellas.
Las dificultades para la homologación de títulos, que puede tardar años, son otra traba.
“Parece mentira”, concluye, en un país donde si se suman los extranjeros a los nacionalizados superan el 16 por ciento de la población.
Historias personales
Detrás de los datos están historias personales como la de Carina, que ha pasado por trabajos donde la mayoría eran migrantes y solo por serlo les pagaban menos.
Incluso como en su caso, aunque tenga la nacionalidad española junto a la de su país natal, Ecuador.
“Me di cuenta de que preferían a extranjeros”, en empleos como un supermercado y algo que le chocó, pues no se esperaba que también pasara en un despacho de abogados, relata a Efe.
La joven comenta que en el contrato le pusieron bachillerato como nivel de titulación, pese a tener títulos universitarios, para pagarle menos, algo que considera que la Administración no debería permitir si ejerciera mayor control.
“Se aprovechan de que tienes que trabajar sí o sí y en lo que haya” y “piensan que nos vamos a callar”, lamenta.
Asociaciones como Rumiñahui, en la que colabora, apoyan a los migrantes, en su caso muchos latinoamericanos, pero queda mucho por hacer para acabar con esa discriminación salarial y otros problemas que padecen.
“Se saltaban derechos laborales”, controlando hasta el tiempo para ir al baño, incluso con cámaras que los jefes seguían desde sus teléfonos móviles, con “cosas increíbles de acoso laboral”, por lo que muchas migrantes como Carina acaban “prefiriendo que te despidan”.