El Salvador
jueves 28 de noviembre de 2024
Mundo

La capital blanca del apartheid rinde tributo a Mandela

por Redacción


Miles de personas saldrán a las calles este miércoles para presenciar el cortejo fúnebre, que recorrerá los seis kilómetros que separan el hospital militar Uno hasta el edificio de la Unión, donde se instalará la capilla ardiente.

Pretoria, la capital blanca del régimen del apartheid, verá este miércoles desfilar por sus calles el cuerpo del primer presidente negro de Sudáfrica, Nelson Mandela.

Miles de personas saldrán a las calles para presenciar el cortejo fúnebre, que recorrerá los seis kilómetros que separan el hospital militar Uno hasta el edificio de la Unión, donde se instalará la capilla ardiente.

El gobierno no ha dado detalles sobre el dispositivo que acompañara al cuerpo del líder fallecido el jueves a los 95 años, pero se presume que el cortejo irá a paso ligero porque recorrerá los seis kilómetros en una hora.

Pretoria es una de las tres capitales de Sudáfrica y ahí se encuentra la administración (Ciudad del Cabo alberga el poder legislativo y Bloemfontein el judicial).

Pero no ha logrado desprenderse de la asociación con el apartheid porque esta ciudad de 740.000 habitantes es la ciudad afrikáner y blanca por excelencia del país, con calles todavía dedicadas a algunas de las figuras más sórdidas del régimen racista.

De hecho, el gobierno del Congreso Nacional Africano libra una batalla discreta para que el mundo la conozca con el nombre de Tshwane, que abarca una extensión más amplia.

Así, el paseo funerario del primer presidente negro cobra un valor simbólico y solemne hasta ahora ausente.

El recorrido de Mandela pasará por algunos lugares importantes en su vida.

Como Freedom Park, el parque que inauguró en 1999 en homenaje a la democracia llegada en 1994 con su elección.

O, más importante, el Palacio de Justicia, donde en 1963 compareció en el famoso juicio de Rivonia y en el que pronunció su discurso más famoso: «He luchado contra la dominación blanca y la dominación negra. Albergo el ideal de una sociedad libre y democrática en que todas las personas vivan juntas en armonía. (…) Es un ideal que espero vivir para lograr. Pero si es necesario, es un ideal por el que estoy preparado para morir».

Mandela fue condenado a cadena perpetua y pasó 27 años en la cárcel tras aquel proceso.

Finalmente, el edificio de la Unión es el lugar en el que juró como presidente el 10 de mayo de 1994.

Mandela murió el jueves por la noche y el martes fue objeto del primer gran homenaje, en el estadio Soccer City de Johannesburgo.

Un homenaje deslucido por los abucheos al presidente Jacob Zuma y la lluvia, y finalmente protagonizado por el estrechón de manos histórico entre los presidentes estadounidense Barack Obama y cubano Raúl Castro.

Un gesto atribuido al poder reconciliatorio de Mandela que fue espontáneo, según la Casa Blanca, y que da esperanzas de una mejora en las relaciones bilaterales, según medios oficiales cubanos.

Además, se realizó un pequeño homenaje en la prisión de Robben Island, donde Mandela pasó 27 años encerrado hasta su excarcelación en 1990. La historia entonces se aceleró: en 1994 fue elegido presidente y guió a Sudáfrica a una transición pacífica del régimen racista del apartheid a la democracia multirracial.

«Cuando salió libre, Mandela se llevó de la cárcel su experiencia de convivir con diferentes razas, culturas y tendencias políticas, para pedir la reconciliación», dijo en la ceremonia Lionel Davis, un exprisionero.

Se ignora si algunos de los casi cien líderes mundiales que asistieron al homenaje en Johannesburgo, o las celebridades como Charlize Theron, Bono o Bill Gates, visitarán la capilla ardiente, que estará abierta hasta el viernes.

El domingo Mandela será enterrado en Qunu, un poblado donde pasó una infancia feliz y del que se fue cuando murió su padre.

«Qunu era todo lo que conocía, y lo amé de la manera incondicional en que un niño ama su primer hogar», explicó en sus memorias, «El largo camino a la libertad».