La ciudad estadounidense de Detroit recibió este martes el visto bueno de un juez federal para continuar con su pedido de quiebra, pese a las objeciones de acreedores y trabajadores que tienen miedo de perder sus pensiones.
Agobiada por una deuda de más de 18.000 millones de dólares y menores ingresos por impuestos tras décadas de retroceso de la población y deterioro urbano, la cuna de la industria automotriz estadounidense ha estado tan corta de dinero que no puede ni siquiera mantener encendidas las luces de la ciudad.
Detroit pidió acogerse a la protección de la ley de quiebras en julio pasado.
Luego de prolongadas audiencias y semanas de deliberación, el juez Steven Rhodes falló que la ciudad es apta para reestructurar su deuda y sus obligaciones bajo el capítulo 9 de la ley de quiebras, que aplica a municipalidades.
La decisión fue apelada inmediatamente después por los principales sindicatos de la ciudad, en nombre de los pensionados.
Rick Snyder, gobernador del Estado de Michigan, donde se encuentra Detroit, valoró el fallo de este martes al señalar que era la única manera «viable» para que la ciudad «se mantenga en la ruta hacia un futuro brillante».
«Existirán decisiones difíciles a medida que avancemos en este proceso», advirtió Snyder en un comunicado. «Pero Michigan y Detroit son resistentes», afirmó.
En una decisión inusual, Rhodes explicó su sentencia en una audiencia antes de divulgar su complejo fallo de 140 páginas.
«La ciudad ya no posee los recursos para (…) proveer a los ciudadanos de servicios básicos», dijo Rhodes en la atestada corte, según reportó el Detroit News.
«Para revertir este deterioro y atraer nuevos residentes y revitalizarla y darle nuevo vigor, Detroit necesita ayuda», señaló.
Miles de trabajadores de la ciudad jubilados tienen miedo de caer en la pobreza si a Detroit se le permite cortar sus beneficios a los pensionados, que se supone están protegidos por la constitución de Michigan.
Además, el Instituto de las Artes perteneciente a Detroit podría cerrar sus puertas si durante el proceso de quiebra se ve obligado a vender su colección de arte mundial para pagar deudas de la ciudad.