(AFP) – Irán y la Agencia nuclear de la ONU acordaron este lunes una agenda de inspección del programa nuclear iraní pero, señal de las persistentes divergencias a pesar de los avances logrados en Ginebra, Washington estimó que el enriquecimento de uranio no es un «derecho establecido».
El calendario de cooperación fue acordado durante una visita a Teherán del diplomático japonés Yukiya Amano, director de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), que desde hace años intenta verificar la naturaleza del programa nuclear iraní.
Irán ha aceptado «voluntariamente» que los inspectores de la agencia visiten Arak, donde hay un reactor de agua pesada y al que intentan acceder desde 2011, indicó el jefe de la organización nuclear iraní, Ali Akbar Salehi.
También visitarán la mina de uranio de Gachin, cerca del puerto de Bandar Abbas (sur), añadió Salehi.
Sin embargo, no se prevé una visita a la base militar de Parchin, cerca de Teherán, donde la agencia de la ONU cree que las autoridades han llevado a cabo explosiones de prueba, aunque el jefe de la AIEA, Yukiya Amano, dijo que esta visita será discutida tras la finalización del acuerdo firmado el lunes.
Este acuerdo es un paso alentador a pesar de su carácter limitado, estimaron analistas y diplomáticos cercanos al dossier.
El acuerdo tiene lugar después de un fin de semana de intensas negociaciones en Ginebra entre Irán y las potencias del grupo 5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania).
Tras esperarse un acuerdo inminente, las partes no alcanzaron ningún acuerdo político sobre el programa nuclear de Irán, que según la República Islámica es sólo civil, aunque Occidente e Israel sospechan que el objetivo es la bomba atómica.
Las negociaciones de Ginebra permitieron sin embargo avances, según los participantes, y retomarán el 20 de noviembre en Ginebra.
Las discusiones tienen como objetivo llegar a un «acuerdo intermediario» con «una disminución limitada y proporcional de las sanciones» internacionales impuestas a Irán, declaró el lunes el ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague.
Bloqueadas desde hace años, las discusiones fueron relanzadas por la política de apertura hacia el occidente del nuevo presidente iraní, el moderado Hasan Rohani, quien espera obtener un levantamiento de las sanciones que asfixian la economía de su país.
Sin embargo, Rohani reiteró el domingo que no renunciará a sus «derechos nucleares en el marco de las reglas internacionales», a lo que el secretario de Estado norteamericano John Kerry respondió el lunes afirmando que ningún país tiene «un derecho establecido para enriquecer uranio».
De visita en Abu Dabi, Kerry responsabilizó a Irán de la falta de acuerdo el pasado fin de semana en Ginebra, al no aceptar una propuesta de las grandes potencias.
Las grandes potencias del «grupo 5+1 estaban unidas el sábado al presentar su propuesta a los iraníes (…), pero Irán no pudo aceptar, en ese momento particular no estuvo en medida de aceptar», dijo Kerry, en conferencia de prensa en Abu Dabi.
El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Mohammad Javad Zarif, dijo el lunes por la noche en Teherán que «declaraciones contradictorias – algunas de las cuales no corresponden a lo que ocurrió allí [en Ginebra] – y disfrazar la realidad (…) no contribuye a fomentar la confianza en el proceso de negociaciones.»
«No estamos lejos de un acuerdo»
Occidente quiere garantías sobre el stock iraní de uranio enriquecido al 20%, etapa previa a un eventual enriquecimiento al 90% que permitiría fabricar armas atómicas.
También quiere garantías sobre el parque de 19.000 centrifugadoras y la fabricación de una nueva generación de máquinas cinco veces más rápidas, y sobre el reactor de agua pesada de Arak.
Ese reactor, que podría estar operativo a finales de 2014, tiene como función oficial la producción de plutonio con fines de investigación médica. Occidente teme, en cambio, que se emplee con fines militares.
A cambio de un acuerdo, Irán espera una reducción «limitada y reversible» de ciertas sanciones, como el congelamiento de los haberes iraníes en bancos situados fuera de Estados Unidos.
Kerry dijo también este lunes que comprende «las inquietudes» del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, que ha venido haciendo campaña contra el proyecto de acuerdo con Irán. El secretario de Estado dijo, en un intento por tranquilizarlo, que «lo que estamos haciendo protegerá a Israel de forma más eficaz».
El ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, acusado por algunos de bloquear las negociaciones en Ginebra, aseguró que las grandes potencias están «absolutamente de acuerdo» sobre los términos de las conversaciones y que «todavía hay dos o tres puntos que plantean dificultades».
«No estamos lejos de un acuerdo con los iraníes, pero todavía no hemos llegado», dijo Fabius.