Arthur aminoró ligeramente su potencia y regresó a categoría 1 en la escala Saffir-Simpson (máxima de 5), pero seguía generando potentes vientos de 150 km por hora, cuando a las 13H00 GMT se ubicaba en el mar 205 km al este de Norfolk, Virginia, según el último boletín del Centro Nacional de Huracanes (NHC).
El primer ciclón de la temporada en el Atlántico había tocado tierra la noche del jueves con categoría dos, produciendo enormes olas y fuertes mareas.
Pero hasta los momentos no había reportes de víctimas o de daños mayores.
Arthur se desplaza rápidamente a 37 km/h y debería llegar la noche del viernes a Nueva Inglaterra y el sábado a Nova Scotia (Canadá), ya degradado a depresión post-tropical, indicó el NHC, con sede en Miami.
El ciclón tocó tierra en los Outer Banks, una cadena de islas en la costa de Carolina del Norte, conocida por sus hoteles de playa, frustrando los planes de quienes pensaban pasar el fin de semana largo en la zona.
Varias de las islas fueron evacuadas preventivamente el jueves y este viernes algunas carreteras de la zona seguían cerradas.
Socorristas y un centenar de miembros de la Guardia Nacional se encuentran preparados para eventuales labores de rescate, afirmó el gobernador de Carolina del Norte, Pat McCrory, quien dijo que los preparativos de emergencia se habían visto complicados por la llegada de miles de turistas.
«Nuestra principal preocupación es la salud y la seguridad de nuestros ciudadanos y aquellas personas que están de visita en Carolina del Norte», indicó McCrory.
Sin energía eléctrica
El huracán azotó con fuerza las costas del estado y miles de personas se encontraban aún sin energía eléctrica, en tanto había inundaciones en algunas zonas, incluyendo la ciudad costera de Wilmington, indicaron medios locales.
Los condados que habían emitido declaraciones de emergencia comenzaban a cancelarlas en este estado del sureste de Estados Unidos, que abrió varios refugios.
Los medios reportaban que a medida que el mal tiempo se alejaba, el sol comenzaba a brillar, pero los meteorólogos advertían a la población de fuertes corrientes en el mar y persistentes inundaciones.
Pese a que las autoridades de la zona realizaron una intensa labor para alertar a la gente, como siempre, hubo quienes se resistieron a tomar medidas.
«No me tomo estas tormentas a la ligera, pero nunca evacué durante un huracán», dijo Renee Cahoon, de 58 años, ex alcaldesa de Nag Heads, en los Outer Banks, al diario Los Angeles Times.
Ella tiene una tienda de comestibles y ha vivido en la costa por más de 40 años. Planeaba reabrir su tienda una vez que pasara el ciclón.
Las costas de Carolina del Norte y del Sur, estado también afectado, esperaban al menos medio millón de visitantes para el fin de semana del 4 de julio, una de las principales festividades del país cuando se celebra el día de la independencia, según reportes de prensa.
Numerosos desfiles y espectáculos con fuegos artificiales para conmemorar la fecha habían sido aplazados en la costa este, pero en algunas zonas de Carolina del Norte, luego de comprobar que los daños de Arthur fueron menores, los planes seguían adelante.