TEGUCIGALPA, 24 noviembre 2013 (AFP). «Mi familia quedó dividida, siempre que sale el tema de la política terminamos peleados, eso es feo», afirmó Elvia Hérnandez mientras votaba este domingo en Tegucigalpa con la esperanza, que es la de muchos hondureños, de que se cierren las heridas abiertas por el golpe de Estado de 2009.
«El gobierno dice que hizo lo mejor posible para unir al pueblo, pero siempre está la división… esto es tremendo, es una espina (en el corazón)», lamentó esta ama de casa de 48 años, que votó en una mesa de la Universidad Nacional, en el este de la capital.
Ramón Sánchez, de 54 años, estadístico de un hospital, tiene el mismo sentimiento de que hay que superar la división interna y piensa que «en estos momentos la paz solo la puede traer Juan Orlando Hernández», el candidato del gobernante Partido Nacional (PN, derecha).
«Miro gente (votando) como nunca antes, creo que es porque todos queremos la unidad, ya no podemos seguir enfrentados», dice por su parte Juan Antonio Turcios, quien se gana la vida vendiendo helados en la calle.
«El nuevo gobierno debe crear empleos porque eso (la desocupación) es el origen de tanta violencia; tal vez Xiomara (Castro, la candidata de izquierda) traiga la paz», agrega Turcios mientras empuja el carrito de los helados y ofrece su producto en las afueras de una escuela.
Xiomara Castro es la candidata del Partido Libertad y Refundación (Libre), fundado por su esposo el derrocado ex presidente Manuel Zelaya. Ella y Hernández aparecen como los favoritos según la encuestas.
En los centros de votación, los electores hacían largas filas bajo un sol abrasador, en un ambiente de tranquilidad pero no libre de temores sobre lo que pueda ocurrir cuando cierre la jornada y se haga el recuento de votos.
El especialista de la organización no gubernamental Monitoreo Electoral, Adán Palacios, coincide en que a cuatro años del golpe de estado «no se han curado las heridas» en Honduras.
«Mi temor es que si no hay un proceso con resultados transparentes y legítimos, se van a volver a abrir» esas heridas porque «los de Libre y los nacionalistas están convencidos que van a ganar», señaló a la AFP.
La última encuesta situó en un empate técnico a Hernández (28%) y a Castro (27%).
En la Universidad, como en otros colegios electorales, activistas de los partidos políticos instalaron carpas de plástico bajo las cuales se organizan dispositivos para orientar a los electores respecto a la mesa en que les corresponde votar.
En las calles, miles de vehículos circulaban haciendo flamear las banderas de sus partidos políticos y sonando las bocinas, causando grandes congestiones de tránsito, especialmente en los alrededores de los centros de votación.
En un país con los índices de violencia más altos del mundo y cifras de pobreza entre las más altas de América Latina, la reconciliación se mira como un punto de partida indispensable para empezar a resolver todos los demás problemas.
«Honduras marcha a una oportunidad con optimismo, con el deseo ferviente que las heridas puedan sanarse», destacó el cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga en declaraciones a la prensa, poco después de abrirse los centros de votación.
«Espero que después (de las elecciones) todos nos miremos como hermanos, que ya no haya más divisiones», afirmó el prelado.