Por varios meses, miles de guatemaltecos protagonizaron masivas protestas para exigir la renuncia de sus gobernantes enredados en un fraude multimillonario. Tras lograrlo, ahora un movimiento de indignados clama por reformas al sistema político para evitar nuevos episodios de corrupción.
Al grito de «Renuncia ya», acompasado por el sonido ensordecedor de trompetas de plástico y tambores, los indignados guatemaltecos hicieron tanto ruido en las calles que alcanzaron su objetivo: la salida del entonces presidente Otto Pérez y su vicepresidenta Roxana Baldetti, salpicados por una estafa en el sistema nacional de aduanas.
«Las manifestaciones fueron el primer paso de muchos. Cayeron figuras importantes pero no han caído las estructuras» de corrupción, dijo a la AFP Gabriel Wer, miembro del colectivo Justicia Ya, uno de los grupos que lideró varias protestas contra Pérez y Baldetti.
De acuerdo con Wer, las movilizaciones que estallaron tras la revelación del fraude el pasado 16 de abril sirvieron como un punto de partida para que la ciudadanía guatemalteca despertara y exigiera cambios profundos al sistema político.
Una investigación de la Fiscalía y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), un ente adscrito a la ONU, reveló la operación de una red conocida como «La Línea» que cobraba sobornos a empresarios para la evasión de impuestos en las aduanas.
Ambos entes denunciaron a los gobernantes de liderar la estructura y, acorralados por la acusación, Baldetti renunció en mayo y Pérez en septiembre. Ahora se encuentran en prisión preventiva y ligados a la investigación.
Las protestas lograron poner tras las rejas, al menos temporalmente a Pérez y Baldetti, pero el trabajo se centra ahora en lograr cambios para erradicar la corrupción en el país, apuntó el activista.
Esfuerzo por reformas
Estos esfuerzos, mencionó Wer, pasan por regular los partidos políticos y restringir la reelección de diputados y alcaldes, evitar el transfuguismo (el cambio de partido de diputados en funciones) y prohibir el financiamiento privado que fomenta la corrupción.
Además, se debe mejorar el proceso de contratación de los empleados públicos y hacer más transparentes las compras estatales.
«Sigue faltando transparencia y siguen existiendo agujeros que cada gobierno ha aprovechado para hacer contratos lesivos, compras sobrevaloradas y cobro de comisiones», mencionó Wer.
«No podemos estar pidiendo renuncias de presidente tras presidente cuando lo que hay que cambiar es la estructura», precisó.
Samuel Pérez, de la Coordinadora Estudiantil Universitaria de Guatemala(CEUG), también activa en las protestas, explicó a la AFP que también es necesario habilitar más herramientas para la fiscalización ciudadana.
«A la actual Ley de Acceso a la Información Pública le falta un poco de más garra porque no es vinculante para iniciar procesos judiciales, por ejemplo», añadió Pérez, representante del colectivo que reúne estudiantes de cuatro universidades guatemaltecas.
Por el momento, las organizaciones que cobraron fuerza en las manifestaciones tratan de encontrar eco en el Congreso que hace unos meses, tras la crisis, abrió mesas de discusión para debatir reformas, pero están conscientes de que el camino es largo.
«Se está empezando un cambio ahora, pero esto no será en el corto plazo, por lo menos cambios profundos en las estructuras», puntualizó el dirigente universitario.
Guatemala se prepara para elegir en el balotaje del domingo a su próximo presidente entre el cómico derechista Jimmy Morales – favorito en las encuestas – y la exprimera dama socialdemócrata Sandra Torres.