A dos meses de que termine, 2013 es ya el año más mortífero para los manatíes, los mamíferos en peligro de extinción conocidos también como vacas marinas que son comunes en los mares de Florida.
«Este año se acaba de convertir en el más mortífero para los manatíes de Florida en peligro de extinción», indicó la organización Save the Manatee Club (Club Salvemos a los Manatíes), en un comunicado divulgado el jueves.
Según la organización ecologista, desde enero pasado 769 manatíes han muerto por distintas causas, «siendo el año con más mortandad de esta especie desde que se lleva registro».
El récord anterior fue en 2010, cuando biólogos que trabajaron en conjunto con la Comisión de Conservación de la Pesca y la Vida Silvestre de Florida contabilizaron 766 muertes de estos animales, a raíz de estrés causado por una ola de frío extremo en esta zona del sureste de Estados Unidos durante el invierno (los primeros meses de ese año).
«Cuando todavía faltan dos meses para que termine el año, casi se duplicó el número de muertes que se alcanzó a lo largo de 2012», dijo la organización, que registró 392 manatíes muertos el año pasado.
La Comisión de Conservación de la Pesca y la Vida Silvestre de Florida informó que unas 276 muertes de estos animales este año obedeció a una intoxicación por marea roja en el centro del estado.
Los manatíes son una especie protegida en Florida sumamente afectada por la sobrepoblación en los últimos años de las zonas costeras en el centro y sur del estado.
En la bahía de Miami, por ejemplo, donde es común ver familias de tres y cuatro manatíes recorriendo las orillas, muchos de estos animales mueren atropellados por las lanchas que navegan estas aguas.
Aunque hay carteles en casi todas las zonas residenciales cerca del mar que instan a disminuir la velocidad de las lanchas y se pide tener cuidado mientras se navega en estas zonas, estos mamíferos de cuello corto y cuerpo grueso son frecuentemente víctimas de heridas, intoxicaciones por la contaminación de las aguas y luego susceptibles a los cambios del clima, que se han convertido en moneda corriente en los últimos años.