El ex secretario general de la ONU y nobel de la Paz en 2001, el ghanés Kofi Annan, falleció hoy a los 80 años de edad, informó su familia.
En la cuenta oficial de Twitter de Annan, sus familiares publicaron un mensaje en el que señalaron que el fallecimiento se produjo tras recibir tratamiento por una corta enfermedad en un hospital de Suiza.
Por ahora, la familia no ha querido revelar la enfermedad que sufría el antiguo mandatario de las Naciones Unidas y pidió «privacidad en este momento de luto».
«Con gran tristeza, la familia Annan y la Fundación Kofi Annan anuncian que Kofi Annan, antiguo secretario general de la ONU y premio Nobel de la Paz, se fue en paz este sábado, 18 de agosto, tras una corta enfermedad», explicaron sus allegados.
«Su esposa, Nane, y sus hijos, Kojo, Ama y Nina, estuvieron a su lado durante sus últimos días», agrega el mensaje.
El actual secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, lamentó la muerte de Annan y aseguró que «su legado será siempre una inspiración para todos».
«En estos tiempos turbulentos, Annan nunca dejó de trabajar para mantener vivos los valores de la Carta de Naciones Unidas», afirmó en un comunicado.
Guterres añadió que Annan fue «un referente y un guía» así como un «orgulloso hijo de África que se convirtió en un campeón de la paz para toda la humanidad», y que «en muchos sentidos, él era las Naciones Unidas», ya que consiguió modernizar la organización «con dignidad y determinación».
«Fue una persona a la que siempre podía pedir consejo, y sé que no fui el único. Ofreció a todo el mundo un espacio de diálogo, un lugar donde los problemas pudieran resolverse y donde se buscase un camino hacia un mundo mejor», subrayó.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), agencia de la ONU, también se hizo eco de la noticia y lamentó «la pérdida de un gran hombre, un líder y un visionario».
«Una vida bien vivida, una vida que merece ser celebrada», agregó la institución en su cuenta de Twitter.
Medios ghaneses y usuarios de redes sociales mostraron su sorpresa por la noticia, calificando a Annan de «auténtico héroe nacional» y escribiendo mensajes como «Se va el hombre que solo con un discurso era capaz de poner fin a guerras» o «Gracias por proyectar a Ghana hacia el mundo».
«Tras dejar su cargo en la ONU, siguió trabajando sin descanso por la paz. Fue una inspiración para jóvenes y ancianos. Siempre que veía sufrimiento o necesidad, se acercó a mucha gente con su profunda compasión y empatía. Dio prioridad a los demás de forma altruista, irradiando auténtica amabilidad y brillantez en todo lo que hizo», aseguró la familia.
De hecho, Annan se mantuvo en activo hasta sus últimos días, liderando la delegación de la ONG The Elders, fundada por el expresidente sudafricano Nelson Mandela, que visitó Zimbabue durante el proceso electoral a finales de julio.
Pocos días antes, el ghanés se unió a varias figuras internacionales para marchar junto a la tercera esposa de Mandela, Graça Machel, en un homenaje por el centenario del nacimiento del icónico luchador contra el segregacionismo racial.
«Colectivamente, somos la suma de nuestras partes. Somos un movimiento y cuando hablamos con una sola voz nuestra llamada a la justicia no puede ser ignorada», declaró entonces, en la que sería una de sus últimas apariciones públicas.
El primer líder subsahariano de la ONU entró en la organización en 1962 y fue ascendiendo en sus filas hasta llegar a la secretaría general en 1997, función que desempeñaría hasta 2006.
En 2001 fue galardonado con el premio Nobel de la Paz junto a la ONU por «su trabajo por un mundo mejor organizado y más pacífico».
Su etapa al frente del principal organismo internacional estuvo marcada por su programa para reformar la institución y por su impulso al apoyo de la comunidad internacional a África y a la lucha contra el sida.
También es recordada su oposición a la decisión de Estados Unidos de lanzar una ofensiva militar unilateral contra Irak en 2003, iniciativa que criticó, poniendo en duda su legalidad ya que se había declarado una guerra sin la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU.
El mayor escándalo al que se enfrentó como secretario general de la ONU fue el del programa «Petróleo por Alimentos» para Irak, que salpicó, además de a grandes corporaciones y funcionarios de la ONU, al propio Annan, por las conexiones de su hijo, Kojo, con una empresa suiza proveedora de servicios bajo ese plan.