España comenzó la semana pasada a reforzar, con alambradas de espino en su parte superior, la triple valla fronteriza que la separa de Marruecos en el enclave norafricano de Melilla, una de las puertas de entrada a Europa para la inmigración africana.
«Se están poniendo en lo más alto de la valla, a siete metros» y «no en toda la valla sino en algunas partes especificas» unas alambradas conocidas como «concertinas», equipadas de unas piezas metálicas «que pueden cortar», informó el lunes un portavoz de la delegación del gobierno español en Melilla.
Un dispositivo como este, con el que numerosos inmigrantes africanos se habían herido al intentar escalar la valla, ya existía en esta frontera hasta 2006, año en que fue retirado.
Por el contrario, tras los intentos de asalto a la frontera realizados por cientos de inmigrantes en 2005, la verja fue alzada de varios metros y reforzada por una tercera valla.
Actualmente está vigilada mediante cámaras y sensores ultrasensibles, lo que sin embargo no impide los asaltos de inmigrantes llegados del Africa subsahariana através de Marruecos.
Las autoridades españolas decidieron ahora volver a instalar las «concertinas» para «asegurar un poco más», según el portavoz, esta frontera de 11 km de largo que protege el enclave de Melilla, situado al norte de Marruecos y sometido en los últimos meses a una creciente presión migratoria.
Esta medida se suma a la instalación de una nueva verja «antiescalada», más espesa, para evitar que los inmigrantes se aferren a ella para intentar saltarla y entrar a territorio español.
La ONG Amnistía Internacional declaró su «profunda preocupación» por la instalación de esta nueva alambrada de espino.
«La respuesta del gobierno español a la gestión migratoria apuesta por alejarse del respeto a los derechos humanos de las personas que intentan llegar a nuestro país, y decide dar un gravísimo paso hacia atrás», afirmó la ONG en un comunicado.
Entre el 1 de enero y el 17 de septiembre de 2013, unos 3.000 inmigrantes clandestinos intentaron cruzar esta frontera, según el ministerio del Interior, un 77% de los cuales fueron rechazados. En el mismo periodo de 2012 fueron 1.610 las personas que habían intentando entrar en territorio español de este modo.