El asesinato de un niño de 10 años a manos de su entrenador de fútbol, que luego se suicidó, tiene conmocionado a Uruguay, a medida que se conocen detalles de un caso que los expertos consideran atípico.
A tres días de conocerse su muerte, el nombre de Felipe Romero, apasionado por el fútbol, suena por doquier por los ribetes del caso y porque es hijo de un conocido exfutbolista, «Lucho» Romero, de 48 años, quien jugó en el Cagliari de Italia (1996-1997), en los dos equipos locales más populares, Peñarol y Nacional, y en la selección uruguaya.
Aunque la justicia aún no se expidió, algunos de los acontecimientos que rodean este asesinato sin antecedentes próximos en Uruguay han desatado discusiones y análisis.
Para el especialista en seguridad pública Robert Parrado, psicólogo, perito judicial y comisario retirado de la policía, se produjo «un vínculo empático» de los uruguayos con la situación de este niño, asesinado de un disparo en la cabeza por un entrenador de su club de fútbol.
«En la medida que se retuvo a ese nene, se sabía quién le había retenido, y había una lógica de búsqueda y se autoriza la difusión de imágenes (…) la gente tuvo la imagen automáticamente y empatizó con la figura del niño. (…) Todos ese día tuvieron una sensibilidad muy especial con sus afectos», explicó Parrado a la AFP.
En Uruguay, miles de niños participan en prácticas de fútbol o «baby fútbol» bajo la supervisión de adultos.
– Se sabe el cómo, se desconoce el porqué –
Fernando Sierra, de 32 años, era allegado al pequeño, que participaba junto a otros niños en los entrenamientos que dirigía en el departamento de Maldonado, al este de Montevideo.
Según datos recogidos por la prensa local y confirmados por la madre del menor, Alexandra Pérez, al diario El País de este martes, el niño había comenzado a referirse a él como su padre.
Tenía comunicación con él por el sistema de mensajería WhatsApp, y pasaba tiempo en la casa de Sierra, que vivía con su familia.
El viernes por la tarde, el hombre retiró al pequeño de la escuela a la que concurría. Algunas versiones preliminares indican que Sierra asistía a reuniones de padres en la escuela, para interesarse por la evolución educativa de Felipe.
Pérez, exesposa de Luis «Lucho» Romero, dijo al periódico que una psicóloga le había recomendado que su hijo no siguiera viendo «a solas» a Sierra, tras lo cual le comunicó esa decisión al entrenador el pasado miércoles.
El sábado siguiente por la mañana, el Ministerio del Interior informaba del hallazgo de los dos cuerpos en una zona boscosa de Villa Serrana, departamento de Lavalleja, al noreste de Montevideo. Según el noticiero local Subrayado, estaban abrazados, cada uno con un disparo en la cabeza. Al lado había una caja de sedantes y un revólver calibre 22.
– Caso atípico –
«Es un caso atípico para la realidad nacional», estimó Parrado. El caso es incomparable a los de violencia doméstica que resultan con menores heridos o muertos, producto de diferencias entre adultos.
Aquí «hay una cercanía del agresor con el núcleo familiar, con la víctima, y tiene que ver probablemente con las historias de la persona involucrada, que fue llenando espacios», señala Parrado.
«La frustración que puede haberle generado (al asesino) un límite importante puesto por el adulto referente (la madre)», que el agresor no canalizó de manera adecuada, tal vez «lo llevó a pensar: ‘es mío o no es de nadie'», hipotetiza el experto con tres décadas de trabajo en la Policía.
Algunas versiones difundidas por la Justicia y recogidas por medios locales señalan la posibilidad de un caso de abuso sexual de larga data, pero esto no ha sido confirmado por las autoridades.